Para una Caperucita Roja, en buena moral, consiste la felicidad en ser comida por el lobo.
Anatole France
Debo cumplir con mi misión histórica y la cumpliré porque la Divina Providencia me ha elegido para ello.
Adolf Hitler
Sé lo importante que es tener un mentor que te ayude a comprender la complejidad del mundo en el que vivimos.
Adrien Brody
La genialidad es mágica, no material, y si no tienes la magia, aunque la desees, no la alcanzarás.
Brie Larson
La inspiración es trabajar una buena porción de horas.
Camilo José Cela
La magia habita en cualquier detalle, en cualquier objeto, situación y persona. Sólo hace falta ponerse las gafas adecuadas para reconocerla.
César Fernández García
Ni quiero ni rechazo nada de modo absoluto, sino que consulto siempre las circunstancias.
Confucio
Tiene la cara más conocida del mundo. No puede desaparecer.
Ed Harris
El Arte tiene una dimensión única, lo infinito, y éste es un misterio, ese algo maravillosamente indefinido e indefinible que esta mas allá de nuestra ciencia, de nuestra comprensión y de nuestra verdad intelectual y física. Pues entonces, será hasta donde mi ser, mis fuerzas, mis facultades y mi capacidad intelectual digan finalmente ¡basta!
Emilio Pettoruti
Las preocupaciones son elixir de vida y también panacea contra el aburrimiento.
Fernando Arrabal
La imagen, en su simplicidad, no necesita un saber. Es propiedad de una conciencia ingenua.
Gaston Bachelard
... ¡el amor puede mendigarse, comprarse, darse, recogerse en la calle, pero no se roba!
Hermann Hesse
Este semestre sí o sí hay que ganar algo.
Martín Palermo
Si sus sentimientos son los mismos que en abril, dígalo de una vez, una palabra suya me silenciara para siempre. Si sus sentimientos hubiesen cambiado, tendría que decirle que me ha hechizado en cuerpo y alma y la amo, la amo, la amo, no quiero estar sin usted otro día.
Matthew Macfadyen
Las buenas costumbres, aún sin leyes externas, hacen posible cualquier cosa. Las leyes externas sin buenas costumbres, prácticamente nada.
Mihai Eminescu
La soledad es la sala de audiencias de Dios.
Walter Savage Landor