Pedir una moral a la ciencia es arriesgarse a sufrir crueles desengaños.
Anatole France
A las guerras de religión siguieron, luego de una brevísima tregua, las guerras de los nacionalismos; y en nuestro mundo occidental moderno, el espíritu de los fanatismos religioso y nacional evidentemente una sola y misma pasión.
Arnold J. Toynbee
Para ti lo infinito o nada; lo inmortal o ésta muda tristeza que no comprenderás...
Dulce María Loynaz
No amar por temor a sufrir es como no vivir por temor a morir.
Ernesto Mallo
El entretenimiento y el aprendizaje no se oponen; El entretenimiento puede ser el modo más efectivo de aprender.
Herbert Marcuse
Los amigos no son ni muchos ni pocos, sino los suficientes.
Hugo von Hofmannsthal
El niño no puede adquirir un juicio sano más que estando continuamente ejercitado a formarlo y a probarlo prácticamente.
John Dewey
El pecado, en si mismo, es excusable; lo criminal es ser cogido en él.
John Fletcher
Lo que pensamos, lo que sabemos, lo que creemos, a fin de cuentas, es de poca importancia. Lo único realmente trascendente es lo que hacemos.
John Ruskin
Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada.
José Luis Sampedro
El sol no se mueve.
Leonardo da Vinci
¡Levante el dedo el pueblo que no tenga que llorar hasta ahora un cúmulo de adoptados errores, y preocupaciones ciegas, que viven con el resto de sus individuos; y que exentas de la decrepitud de aquéllos, no se satisfacen con acompañar al hombre hasta el sepulcro, sino que retroceden también hasta las generaciones nacientes para causar en ellas igual cúmulo de males!
Mariano Moreno
La sociedad, que con tanta frecuencia se opone mentalmente al individuo está integrada totalmente por individuos y uno de esos individuos es uno mismo.
Norbert Elias
La curiosidad es, en las almas grandes y nobles, la primera pasión y la última.
Samuel Johnson
El colmo de la infelicidad es ciertamente no ya deleitarse en las cosas vergonzosas, sino complacerse en ellas; cuando aquellos que fueron vicios se transforman en costumbres ya no hay remedio.
Séneca
La Ley Eterna está escrita en el corazón de los hombres.
Tomás de Aquino