La música me permite ser sincera, hasta el punto de que hay canciones que a veces me niego a cantarlas porque me resultan muy duras.
Amy Winehouse
Todos nosotros, en determinados momentos de nuestras vidas, necesitamos tener asesoramiento y recibir la ayuda de otras personas.
Alexis Carrel
Es horrible pretender que no necesitas el amor cuando así es; o que te gusta tu trabajo cuando sabes muy bien que eres capaz de algo mejor.
Doris Lessing
Yo sé lo que es trabajar duro porque lo he visto.
El Gran Wyoming
Fresca como las pálidas hojas húmedas de los lirios del valle al alba yace ella junto a mí.
Ezra Pound
Yo no comprendo cómo un alemán ha podido tener alguna vez sentimientos cristianos.
Friedrich Nietzsche
Al Himalaya no se vuelve. Cuando has venido aquí por primera vez, el se queda contigo para siempre. Habita en ti como una costumbre, quizás como un virus, siempre como una necesidad. Puedes escapar a ratos, hacia casa, pero el resto del tiempo tú le perteneces.
Iñaki Ochoa de Olza
La situación mundial presenta prueba irrefutable de que la pobreza -está socavando- la cohesión de nuestras sociedades.
Javier Pérez de Cuéllar
En una ocasión, a diez vueltas del final, ¡casi me duermo! Me distraje, mi nivel de concentración bajó un poco y tomé la curva tres demasiado abierto.
Kimi Räikkönen
Alguna gente nace para encarar la vida sola; eso no es bueno ni malo, simplemente es la vida.
Paulo Coelho
¿De dónde sacará el dinero la luna para salir todas las noches?
Riki López
Deseo que mi sangre sea la última derramada y que México sea feliz.
Santiago Vidaurri
Ajeno es todo lo que nos viene en deseo.
Séneca
Nunca se te olvida la cara de quien es tu ultima esperanza.
Suzanne Collins
Los hombres tienen la piedra de toque para probar el oro; pero el oro es la piedra de toque para probar a los hombres.
Thomas Fuller
Y de nuevo volvió a sentir que la vida volvía a tener suficiente fuerza para arrastrarla y hacerle reemprender sus tareas, de la misma manera que el marinero ve, no sin cierto tedio, cómo el viento vuelve a henchir su vela pero no siente el deseo de irse otra vez, y piensa que si el barco se hundiera, bajaría con él girando y girando hasta encontrar descanso en el fondo del mar.
Virginia Woolf