Ser ignorante de la ignorancia ajena es la enfermedad del ignorante.
Amos Bronson Alcott
Un padre se ocupa más de diez hijos que diez hijos de un padre.
Adam Smith
No existe en el orden ético una institución más cuidadosamente protegida y amparada por Dios que el matrimonio.
Adolfo Kolping
Cuando las leyes de la matemáticas se refieren a la realidad, no son ciertas; cuando son ciertas, no se refieren a la realidad.
Albert Einstein
Termine siempre el nombre de su hijo con una vocal, de modo que cuando usted le grita el nombre llevará.
Bill Cosby
¡Es necesario escupir todos los días sobre el Altar del Arte!
Filippo Tommaso Marinetti
Tu sonrisa inolvidable me hizo tanto, tanto bien, tanto bien y me marche... Y te soñé, y te pensé, en bibliotecas, en hoteles desvarié. No conocí otra mujer con esa diáfana mirada y esa piel.
Fito Páez
Llega un tiempo en que, gastados del dolor los filos, ese afán, esa angustia, esa congoja, truécanse, al fin, en plácida tristeza, y en ella absorta, embebecida el alma, repliégase en si misma, silenciosa, y ni la dicha ni el placerenvidia.
Francisco Martínez de la Rosa
¿Qué y cuánto pueden conocer el entendimiento y la razón, independientemente de toda experiencia?
Immanuel Kant
Sólo hay una ciencia: la física. Todo lo demás es asistencia social.
James Watson
No pretendo liberarme del amor, sino de la necesidad de amar.
Joyce Carol Oates
El genio dura más que la belleza. Eso explica que nos tomemos tantas molestias en educarnos sobradamente.
Oscar Wilde
Las pequeñas acciones de cada día son las que hacen o deshacen el carácter.
A veces hasta la más enconada de las envidias crece sobre una base cierta.
Santiago Posteguillo
Ella y yo somos muy similares. Somos una especie de hermanas en muchos sentidos, y la manera de tratarnos la una a la otra es muy fraternal (sisterly). Nos (ambas) damos cuenta de que no hay cura para lo que tenemos, que es esta necesidad de amar para dar sentido, y simplemente no lo hace, por lo que ambas sólo tenemos que ir a cenar y hablar (vent) de ello.
Taylor Swift
La marea había dejado en la playa dibujos más delicados que los de cualquier jardinero de Tokio.
William Gibson