No existe nombre para la violación de un diario. Lo cual demuestra que es más grave. No tiene nombre.
Amélie Nothomb
Más vale un grano de cordura que arrobas de sutileza.
Baltasar Gracián
No importa el tamaño de tu lápiz, lo que de verdad importa es como escribes tu nombre.
Dave Mustaine
No se puede incendiar y luego exigir que florezca sobre la tierra quemada No se puede ser bombero y pirómano a la vez.
Fernando Moraleda
Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez.
Francisco de Quevedo
Éramos como monos en un zoológico, y todos necesitábamos espacio para vivir y crecer. Yo creo que la prensa separó más a Los Beatles que Yoko o Linda McCartney.
George Harrison
La verdadera felicidad consiste en verse uno hermoso en el espejo de la propia conciencia.
Isaac Núñez de Arenas
Sin alteza de ideas nadie espere el respeto común.
José Martí
El poderío militar y económico es manejado por el hombre.
Mao Zedong
Deje de buscar en el pasado españoles buenos y malos porque en realidad lo único que encontrará son españoles desdichados por igual.
Mariano Rajoy
Pero esta información basada en el sentido común era muy difícil de programar. El ordenador cometía errores. Se añadían nuevas pautas para subsanar los errores. Aparecían nuevos errores y nuevas pautas. Al final los programas eran descomunales, millones de líneas de código, y empezaban a fallar por su pura complejidad.
Michael Crichton
Siempre nos enseñó a tener valor, tener confianza y creer en nuestros ideales. Y que sin importar nada, ninguna estrella está demasiado lejos para alcanzarla, y que nunca hay que darse por vencido.
Michael Jackson
Misericordia es una de esas palabras que hay que tratar con guantes de seda y sólo cuando no hay otra capaz de expresar lo que sientes.
Peter Hoeg
El hábito no hace al monje.
Proverbio
Aquí podrás aprender muy poco, hay una falta de maestros y estudiantes de la Benjamenta no vamos a tener éxito en cualquier cosa, en otras palabras, en nuestra próxima vida todos vamos a ser algo muy pequeño y subordinado.
Robert Walser
Aun así, había límites. Los librepensadores eran gente encantadora, pero no deberían ir por ahí pensando lo que les diera la gana.
Terry Pratchett