Fue sólo cuando alcanzó el bosque que pude alejar mis ojos para ver a mi compañero. Estaba muerto.
Ambrose Bierce
Yo era demasiado feliz para guardar en el corazón un sentimiento de enemistad.
Aleksandr Pushkin
El perdón a los demás sólo viene cuando puedes liberarte de tu propio sufrimiento.
Deepak Chopra
Actuo como mierda, no me cataloges, en mi interior eso me esta volviendo loco, mis inseguridades podrian comerme vivo.
Eminem
Parece que nos halláramos a nosotros mismos... Y recuerda cosas que no supimos jamás, pero que estaban allí, dentro de nosotros.
Gilberto Freyre
Cuando la luz emana de nosotros todo dentro de todos los otros queda en sombras y cuando nos envuelve ¡Qué negra luz nos anochece adentro!
Gilberto Owen
Al que quiere aprender a rezar, embárcale.
H. G. Wells
No hay que creer exageradamente en la felicidad. Sobre todo cuando se es de buena raza. No se consiguen más que decepciones.
Jean Anouilh
Las reglas de las mayúsculas son muy injustas con las palabras que están en medio.
John Green
Si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es nuestra gran amenaza. Por ello merece ser investigada, como el sida.
José Antonio Marina
Dame almas, lo demás puedes quitármelo.
Juan Bosco
Si liderazgo es sinónimo de influencia, el liderazgocristiano tiene que ver con ejercitar la influencia de Cristo y no la de nosotros en la vida de otra persona, y la clave ejecutiva es no intentar conquistarlos sino servirlos.
Lucas Leys
Hagamos ahora nuestro futuro, y hagamos que nuestros sueños sean la realidad del mañana.
Malala Yousafzai
No hay quien sitie la vida, no hay quien cerque la sangre cuando empuña sus alas y las clava en el aire.
Miguel Hernández
Instantáneamente se me ha presentado esta idea como seguramente salvadora de llevarse con toda perfección a la práctica: la independencia de Euskadi bajo la protección de Inglaterra, será un hecho un día no lejano.
Sabino Arana
Las obras literarias nos invitan a la libertad de interpretación, ya que nos ofrecen diversos caminos y nos ponen de cara a la ambigüedad de la vida.
Umberto Eco