Ni (hay) menos segura paz que el beso del agraviado.
Alonso de Barros
Él también montó sobre la yegua blanca, con un deseo de negro por mujer blanca, con un odio de negro por la piel blanca, con un silencio de negro por la voz blanca, con un contraste de negro por la ropa blanca, alma de negro por el alma blanca.
Adalberto Ortiz
Donde no hay caridad no puede haber justicia.
Agustín de Hipona
Ya no queremos una democracia de participación; no podemos contentarnos con una democracia de liberación; necesitamos una democracia de liberación.
Alain Touraine
No te preocupes, Alan, al menos estarás cerca de un gran equipo.
Bill Shankly
No hay error en admitir que tú solo no puedes mejorar tu condición en el mundo; para crecer, necesitas aliados con los que crecer juntos.
Confucio
Espero que nunca te arrepientas de haberme metido en tu vida y que un día al despertar seas menos guapo, así podré respirar mientras te miro.
Elísabet Benavent
¿Quién se revela? ¿Quién se levanta en armas? El esclavo raramente, pero casi siempre el opresor convertido en esclavo.
Emil Cioran
Son las personas de más coraje las que disfrutan de más victórias. Desafortunadamente son también, los que sufren más derrotas.
Gleb Gusev
No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
Lope de Vega
Su luz y el silencio hasta no reconocerse, hasta sobrevivir a la ausencia.
Paul Eluard
Perdón que les diga, que como persona no me importa lo que ustedes crean, ni tampoco lo respeto ¿Porqué? porque no respeto lo que yo creo tampoco.
Peter Joseph
La brisa viene fresca y perfumada, no sé qué pasa en mí, la noche tiene para mi corazón todas las lágrimas, y yo siento un vacío sobre el pecho y una paz infinita sobre el alma.
Rafael Lasso de la Vega
Los años han pasado como un tren sobre mis miedos.
Rafael Pérez Gay
Lo infinitamente pequeño es analogo a lo infinitamente grande. Un atomo es todo un sistema solar en miniatura.
Samael Aun Weor
El fin del terrorismo no es solamente matar ciegamente, sino lanzar un mensaje para desestabilizar al enemigo.
Umberto Eco