Ni al que le faltaexperiencia tendré por buen consejero, Ni al caviloso y artero llamaré buen abogado.
Alonso de Barros
No te rías nunca de las lágrimas de un niño. Todos los dolores son iguales.
Charles Van Lerberghe
Los cuadros están hechos para estar en lugares de meditación.
Guillermo Pérez Villalta
Una red de huellas de trineos. Blanca soledad.
Halfdan Rasmussen
Cree estar en el combate, cuando la verdad es que lo que tiene en la mano es sólo la sombra de una espada y a su alrededor no hay nada más que sombras.
José Saramago
¡Un gran descubrimiento! Algo que sólo entendías muy a medias, te ha resultado clarísimo cuando has tenido que explicárselo a otros.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Con dolor la pobreza de muchos, en contraste con la opulencia de algunos.
Juan Pablo II
No soy lo que soy, soy lo que hago con mis manos.
Louise Bourgeois
Lo sabían y dejaron que ocurriera. Podías haber sido tú, podía haber sido yo. Cualquiera de nosotros.
Mark Ruffalo
Por medio del presente, el Grupo Pachuca lamenta profundamente informar que este mediodía del martes 4 de diciembre de 2012, el máximo símbolo de los Tuzos, Miguel Ángel Calero Rodríguez, ha fallecido.
Miguel Calero
Alguien tiene que morir para que los demás sepamos apreciar la vida.
Nicole Kidman
Algunas multinacionales imponen sus programas privativos regalando copias a los institutos para crear dependencia. Es como la droga. La primera dosis sale gratis, pero cuando eres adicto toca pagar.
Richard Stallman
El miedo es el sentimiento más primitivo de todos, es muy animal, es muy difícil tomar conciencia de él y controlarlo. No es un buen sentimiento. El miedo puede inmovilizar.
Sophie Marceau
Sé que hay muchas preguntas sin respuestas, que la esperanza no se va conmigo, y sobre todo que mi misión no termina con mi historia física.
Soraya Lamilla
El secreto de la motivación personal se puede resumir en las cuatro ces: curiosidad, confianza, coraje y constancia.
Walt Disney
Juro por la burra de Balaam que, si sigue callando, haré que se arrepienta de su obstinación. Y diciendo estas palabras, el Califa no pudo evitar lanzar sobre el desconocido una de sus peligrosas miradas; éste ni se inmutó: el ojo asesino no le produjo el menor efecto.
William Beckford