No es ningún misterio que algunos filósofos influyentes estaban mentalmente enfermos.
Alfred Korzybski
Quapropter bono christiano, sive mathematici, sive quilibet impie divinantium, maxime dicentes vera, cavendi sunt, ne consortio daemoniorum animam deceptam, pacto quodam societatis irretiant. De Genesi ad Litteram II, XVII, 37.
Agustín de Hipona
Nunca está más elevado el ánimo que cuando ha encontrado un trabajo adecuado.
Alexander von Humboldt
Caerá el corazón del mundo, año 40. Caerá y será hasta el 44
Benjamín Solari Parravicini
La música quita del alma el polvo de la vida diaria.
Berthold Auerbach
La palabra creencia es algo difícil para mí. No creo. Tengo que tener una razón para una cierta hipótesis. O bien sé una cosa, y luego, sé que no necesito para creer.
Carl Gustav Jung
Caminan en una calle de polvo y esperanza.
Carlos Drummond de Andrade
Me he sentido guatemalteco en Guatemala, mexicano en México, peruano en Perú, como me siento hoy cubano en Cuba y naturalmente cómo me siento argentino aquí y en todos los lados, ese es el estrato de mi personalidad.
Che Guevara
Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión.
Habib Burguiba
Estamos comenzando a mirar lo que el padre libertador imaginaba: una inmensa región donde debe reinar la justicia, la igualdad y la libertad, ¡fórmula mágica para la vida de las naciones y la paz entre los pueblos!.
Hugo Chávez
La confianza es el camino más corto para cometer errores.
Kalimán
Mi voluntad individual es destructora del Estado.
Max Stirner
Tranqui, si puede hacerse no hay que pararse, es conocerse, jamás rendirse, no limitarse, muchos para ganarse el respeto juegan a odiarse y a esconderse, y eso es engañarse.
Nach
Tan sencilla es la verdadera felicidad, que la mayor parte de las gentes no reparan en ella. Es hija de lo más humilde, tranquilo y modesto que en el mundo existe.
Orison Swett Marden
La soledad nos aconseja toda clase de males: no hay nadie que no esté más seguro en compañía de cualquiera, que consigo mismo.
Séneca
La prudencia puede detener un momento lo que no es capaz de impedir para siempre; pues, en un arrebato, los consejos, embotando un poco nuestra pasión, consiguen aguzar nuestra inteligencia.
William Shakespeare