Prefiere las disonancias del mundomoderno a las más hermosas melodías clásicas.
Alfred Doblin
La felicidad no es nunca grandiosa.
Aldous Huxley
... la grandeza consiste ni más ni menos en el funcionamiento armonioso de las facultades de la cabeza y del corazón...
Además, es forzoso que todos los mundos estén formados por los mismos cuerpos, al ser semejantes por naturaleza.
Aristóteles
El trabajo del labrador es el trabajo natural del hombre, el único que aquieta las pasiones y vigoriza el cuerpo.
Armando Palacio Valdés
El mar es la fuente de agua y la fuente de la música; pues ni se ráfagas de viento surgir en las nubes y volar hacia fuera de dentro de ellos, a excepción de la gran mar, ni existirían las corrientes de los ríos ni el agua de lluvia en el cielo, pero por el mar; pero el gran mar es el engendrador de nubes y vientos y los ríos.
Jenófanes
Me han odiado sin motivo. (Juan 15, 25 citando el Salmo 69, 5: Más numerosos que los cabellos de mi cabeza)
Jesús de Nazaret
Siempre habrá nieve altanera que vista el monte de armiño y agua humilde que trabaje en la presa del molino.
León Felipe
Su hija necesita lo mejor que hay en usted, su fortaleza, su valor, su inteligencia y su audacia. Necesita también su empatía, firmeza y autoconfianza. Ella le necesita.
Meg Meeker
Del obedecer y del ceder nace toda virtud.
Michel de Montaigne
La historia es émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso del presente, advertencia de lo por venir.
Miguel de Cervantes
Negarse a perder. Negarse a ser derrotado. Negarse a lamentar.
Nicki Minaj
¡Todo hacia la muerte avanza de concierto, toda la vida es mudanza hasta ser muerto!
Ramón María del Valle-Inclán
El verdadero amante en todas partes ama y siempre se acuerda del amado.
Teresa de Jesús
El archicanciller sabía por experiencia que cualquier cosa importante de verdad nunca se llegaba a poner por escrito porque a esas alturas la gente ya estaba demasiado ocupada gritando.
Terry Pratchett
La facultad de amar y de admirar es el punto de partida para medir la grandeza de las almas escogidas.
Thomas Carlyle