El concepto que tenemos de la edad es puramente arbitrario. En el fondo, la verdadera edad, la que vale y cuenta, no es el número de años que hemos vivido, sino el que nos queda por vivir.
Alfred Capus
Sólo paz y libertad son indispensables para el poeta, porque también le pueden quitar esa paz y esa libertad; y no la libertad común, sino la libertad creadora, la libertad secreta.
Aleksandr Blok
Aquí la fatal pregunta, ¿qué es la vida?
Armando Buscarini
Cuando las gaviotas siguen al pesquero es porque piensan que las sardinas serán arrojadas al mar.
Éric Cantona
Sobre tu espalda eléctrica eché mis dados: ¡Ases! Ases de tu sonrisa de azufre y tus descalzos pies sobre la caldera de la noche. Fugaces clavos titiriteros de tus pezones falsos.
Gonzalo Escudero
Es maravilloso estar aquí en el gran Estado de Chicago. Porque es tonta: Chicago es una ciudad perteneciente al Estado de Illinois.
Jennifer Lopez
La ignorancia mata a los pueblos.
José Martí
Lo que sorprende, sorprende una vez, pero lo que es admirable lo es más cuanto más se admira.
Joseph Joubert
Con intenso anhelo, muy encarecida y humildemente, os suplico que, sin pérdida de tiempo, elijáis la persona que ha de sucederme en el mando supremo de la provincia.
Juan Manuel De Rosas
¡El arte! ¿Quién lo comprende? ¿Con quién puede uno consultar acerca de esta gran diosa?
Ludwig van Beethoven
Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.
Ovidio
Es ley de vida, los niños nacen para darles problemas a los padres.
Paul Newman
Cuando la modestia deja de ser el principal ornato de uno de los dos sexos, y la integridad el del otro, la sociedad está fundamentada sobre una base falsa, y nunca más poseeremos reglas seguras que dirijan nuestro juicio para discernir lo que es realmente decoroso y lo que es ornamental.
Richard Steele
Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.
Sigmund Freud
Honestamente, nunca he arrojado una silla en mi vida.
Steve Ballmer
Lo que sucede, hijo mío, es que para conseguir la entrada en la Gloria hay que soñarla primero. Y en este siglo XX los hombres sueñan poco. Están ocupadísimos y no tienen tiempo para estas cosas.
Víctor Ruiz Iriarte