Frase de Alfonso Orantes

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Cuando el mar estaba claro tracé tu nombre en la playa, vino un oleaje a borrarlo y el mar se volvió esmeralda.... - Alfonso Orantes

Cuando el mar estaba claro tracé tu nombre en la playa, vino un oleaje a borrarlo y el mar se volvió esmeralda.

Alfonso Orantes

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Explorar Frases

El pecado del hombre está en su incapacidad para vivir lo que es. Siendo el dueño de la tierra, el hombre olvida que él es el siervo de Dios.

Abraham Joshua Heschel

Ustedes lo que tienen es vergüenza para con uno.

Andrés López

Cuando naciste, tú llorabas y todos a tu alrededor sonreian; vive tu vida de manera que cuando mueras, tú sonrías y todos a tu alrededor lloren.

Anónimo

Lo que diga mi dedito.

Capulina

El verdadero heroísmo consiste en convertir los sueños en realidades y las ideas en hechos.

Castelao

Se estaba muriendo de una enfermedad no menos mortal que las que aparecen en un obituario; de una herida interior incurable: tenía destrozado el corazón.

Charles Maturin

Los retos te hacen descubrir cosas sobre ti mismo que ni siquiera conocías. Estos son lo que hacen al mecanismo felxible, lo que te hace ir más allá de la norma.

Cicely Tyson

Ser es hacer.

Immanuel Kant

El católico lleva consigo un germen de vida social y pacífica.

Jerónimo Usera

Todos los vicios al fin, o dan gusto, o dan provecho; mas de, mentir ¿qué se saca, sino infamia y menosprecio?..

Juan Ruiz de Alarcón

Única y singular es mi actitud, me hace diferente y trato a cada persona como única, singular e irrepetible.

Miguel Ángel Cornejo

El matiz es lo que al final constituye tu propia personalidad... lo singular, aquello que sólo es tuyo y en lo que no te repites ni compartes con nadie.

Sándor Márai

En algunas ocasiones no es nada más que una puerta muy delgada lo que separa a los niños de lo que nosotros llamamos mundo real, y un poco de viento puede abrirla.

Stefan Zweig

Una verdad a medias, como la mitad de un ladrillo, es siempre más contundente como argumento que una entera. Se soporta mejor.

Stephen Leacock

Yo me atengo a los libros antiguos, pues siempre me enseñan algo; de los nuevos aprendo muy poco.

Voltaire