Zapatero ha resultado ser un Bambi no de peluche, sino de acero.
Alfonso Guerra
Ayer lloraba por verte, Llorona, y hoy llore porque te vi.
Chavela Vargas
Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente.
Concepción Arenal
Todas las cosas suceden por necesidad, porque la causa del nacimiento de todo es el remolino de los átomos.
Demócrito
La gente decía haces cosas muy raras y yo les contestaba me dedico a la creatividad. A veces hemos querido explicar demasiado la cocina de vanguardia cuando quizá es muy difícil de explicar. Hay que vivirla.
Ferran Adrià
Hay un tren que va directo al centro del amor, y se cae siempre al mar y te ahoga el dolor.
Fito Páez
Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad. Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ismael Serrano
No quiero saber la naturaleza de tu problema, lo que quiero es que no vuelvas a tenerlo.
Jessica Lange
La adrenalina y el miedo te hacen perder la noción del tiempo.
John Katzenbach
¡Oh, déjame que guste el dulzor del momento fugitivo e inquieto! ¡Oh, deja que la rosa desnuda de mi boca se te oprima a los labios!
Juana de Ibarbourou
El que vive para nadie, sabés dónde va a parar: a torres de arena y humo y a su propio funeral.
María Elena Walsh
Existen dos tipos de poder: el inherente y el otorgado -dijo revelándome el tema de conversación del día-. El poder inherente lo posees como parte de ti mismo. El poder otorgado te lo prestan o te lo dan otras personas.
Patrick Rothfuss
Fuérzate a hacer más y a experimentar más -prosiguió Julián-. Utiliza tu energía para ensanchar tus sueños. Sí, ensancha tus sueños, John. No aceptes una idea mediocre cuando tienes un potencial infinito dentro de la fortaleza de tu mente. Atrévete a apelar a tu grandeza.
Robin S. Sharma
La fortuna es una rueda, cuyo continuo movimiento a nadie deja gozar largo tiempo de la felicidad.
Ryszard Kapuściński
El interés no proviene de lo que uno tiene para contar, sino del modo de contarlo.
Silvia Adela Kohan
Si a cada cual se tratase como se merece, ¿quién evitaría las desventuras?
William Shakespeare