Margaret Thatcher en lugar de desodorante utiliza tres en uno.
Alfonso Guerra
Cuanto más sufras en la tranquilidad, menos sufrirás en la tormenta.
David Valois
Un esclavo es aquel que espera a que alguien venga a liberarlo.
Ezra Pound
Sólo después de instituida la ley se puede hablar de justicia y de injusticia.
Friedrich Nietzsche
Del mismo modo que después de la comida los hombres deben andar una milla, las mujeres deben hablar una hora. Éste es su ejercicio.
John Fletcher
La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada.
José Martí
Mejor aptitud tendrá quien domine las dos lenguas y no una sola. Su concepción de España sólo integra a la lengua española. Si usted quisiese ser médico en París, ¿no cree que le exigirían el francés?
Josep-Lluís Carod-Rovira
A nadie le gusta jugar al ajedrez mientras cae por un abismo.
Madame de Staël
El único consuelo es entrar en el caos, volverse caótico también.
Mario Benedetti
Siempre gana quien pierde una vana esperanza.
Miguel de Cervantes
No te creas que la experiencia lo hace todo más fácil. Cuanta más experiencia tienes más te das cuenta de todas las opciones que hay.
Orson Welles
La violencia sobra donde la costumbre falta.
Pedro Calderón de la Barca
El texto amoroso está hecho de pequeños narcisismos, de mezquindades psicológicas; carece de grandeza: o su grandeza es la de no poder alcanzar ninguna grandeza. Es pues, el momento imposible en que lo obsceno puede verdaderamente coincidir con la afirmación, el amén, el límite grado de lo obsceno.
Roland Barthes
Todo el que no abandona la senda de la medianía no corre jamás por el camino estable.
Séneca
La artillería resonaba por delante, por detrás y a ambos lados y destrozaba toda idea de dirección. Los mojones del camino habían desaparecido en la creciente oscuridad. El muchacho empezó a imaginar que había llegado al centro de la tremenda lucha y no podía ver la manera de salir de ella. De los labios de los hombres que huían surgían mil preguntas enloquecidas, pero nadie daba respuesta alguna.
Stephen Crane
Si Shakespeare no hubiese existido, se preguntaba, ¿sería muy distinto el mundo? ¿Depende el progreso de la civilización de los grandes hombres?
Virginia Woolf