Los necios se precipitan por donde los ángeles temen poner el pie.
Alexander Pope
Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.
Agustín de Hipona
Detestaba la palabra "evasión" aplicada a la ficción. Podría haber argumentado, y no solo por llevar la contraria, que la evasión era la vida real.
Alice Munro
El hombre es tantas veces hombre cuanto es el número de lenguas que ha aprendido.
Carlos I de España
La rutina no está tanto en las cosas como en nuestra incapacidad para crear a cada momento un vínculo original con ellas, en nuestra tendencia a leerlas por la falsilla de lo rutinario, de lo ya aprendido. Hay que seguir dejando siempre abierta la puerta al cuarto de jugar.
Carmen Martín Gaite
Ninguna prueba de inteligencia sobrepasa a aquélla de ver al mundo tal cual es y encontrarlo bueno.
Henry de Montherlant
Para Marx no ofrece dudas la subordinación de la cuestión nacional a la cuestión obrera.
Lenin
¿Qué es la esperanza sin la levadura del miedo?
Lord Byron
No hay que pedir peras al olmo, sino estrellas y medallas, cúpulas y lámparas, peces y columnas, guantes y puñales, máscaras y hojas de afeitar.
Luis Cardoza Y Aragón
La más desarmada ternura, así como el más sangriento de los poderes, necesitan la confesión.
Michel Foucault
El verdadero carácter siempre aparece en las grandes circunstancias.
Napoleón Bonaparte
Cuando uno gana, está muy cerca de la felicidad completa.
Nelson Piquet
Escribe en la arena las faltas de tu amigo.
Pitágoras
El pueblo chino cada vez es más materialista y consumista, la gente venera las marcas de lujo, aman todos los símbolos de estatus para demostrar su riqueza y al mismo tiempo han ido abandonando progresivamente los ideales de la tradición marxista o comunista. Es una situación polémica porque la ideología oficial del régimen sigue siendo el comunismo, pero el consumismo avanza cada vez más en la sociedad.
Qiu Xiaolong
La aparición de la fuerza inclina a la desconfianza. Si deseas convencerme, suelta el palo, y si alzas el palo, sobran los discursos. Con las armas no se afirma la realidad: se la viola.
Rafael Barrett
Las siete. A las siete me comunicaron que estaba en el hospital. Corrí allí, pero el hospital ya estaba acordonado por la milicia; no dejaban pasar a nadie. Sólo entraban las ambulancias. Los milicianos gritaban: los coches están contaminados, no os acerquéis. No sólo yo, todas las mujeres vinieron, todas cuyos maridos estuvieron aquella noche en la central.
Svetlana Alexijevich