Haced el bien a cuantos podáis, y a menudo hallaréis rostros que os infundirán alegría.
Alessandro Manzoni
El mismo lobo tiene momentos de debilidad, en que se pone del lado del cordero y piensa: Ojalá que huya.
Adolfo Bioy Casares
Ciertamente un hombre de cabal instrucción, incluso muy altamente instruído, debe contentarse con tener de casi todo una modesta y sabia ignorancia.
Agnes Repplier
¡Llora! ¡Lucha! Haz aquello que te gusta, siente lo que hay dentro de ti.
Charles Chaplin
Ningún hombre hay de condición tan áspera como aquel que, de humildes principios, llega a verse encumbrado.
Claudiano
Sí quieres comprar mi mercancía Sígueme y sube las escaleras... Love for sale.
Cole Porter
Cristiano o anarquista: hay en él un instinto de causalidad que le impulsa a discurrir que siempre tiene que haber alguien que tenga culpa de mi malestar.
Friedrich Nietzsche
La vida no deja de ser cómica porque un hombre muera, ni deja de ser trágica porque un hombre ría.
George Bernard Shaw
No podemos ser nada sin jugar a serlo.
Jean-Paul Sartre
Castigar es usurpar un derecho divino. La justicia humana que se apodera de los criminales no tiene por fin vengar a la sociedad, pero sí protegerla del contagio y de la infección de la culpa. Todo crimen es una enfermedad. La acción de los tribunales sobre los delincuentes, aunque no siempre cese de hecho cesa de derecho en el momento en que termina la curación.
José María Eça de Queirós
... No hay humillación a que un padre no se baje por su hijo.
José Zorrilla
El día de las pequeñas naciones ha pasado. El tiempo de los imperios ha llegado.
Joseph Chamberlain
William aborrecía las iglesias. Eran viejas y sombrías, incluso con tiempo bueno, y en los rincones oscuros y los túneles bajos de las naves laterales siempre flotaba ese leve olor a pútrido. Y lo peor de todo era que las iglesias siempre le hacían pensar en los tormentos del infierno y a él le aterraba el infierno.
Ken Follett
Dicen que los pensamientos de dos personas que se aman siempre terminan por encontrarse.
Marc Levy
No me importa que la gente mire sus relojes cuando estoy hablando pero es excesivo que además los sacudan para asegurarse de que andan.
Norman Birkett
El cobarde se llama a sí mismo prudente.
Publilio Siro