Jaime, mi padre, antes de calmarse y abrir su tienda Casa Ukrania, había trabajado como artista de circo. Podría pensarse que en mi infancia fui más influido por Jaime que por Sara, mi madre. Sin embargo, no es así. Si la severidad era la base de la educación que yo debía recibir, por ser hombre y no mujer, mi madre se esmeró en aplicarla.