Decían que los 40 eran duros, aunque yo ni me di cuenta cuando los pasé. Pero con los 50 entré en una melancolía profunda. Aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar las luces de la fiesta.
Las mujeres son perfectamente conscientes de que cuanto más parecen obedecer las reglas, más mandan.