Silencio es hablar calladamente con su propio dolor, y sujetarlo hasta que se convierta en vuelo, en plegaria o en canto.
Alberto Masferrer
Las injurias tienen, sobre las razones, la gran ventaja de ser admitidas sin prueba alguna por un gran número de lectores.
Alessandro Manzoni
¡Ay! Corazón viajero, tu soledad es perdición, has de llorar tu soledad vacía si se te muere la flor de la imaginación.
César Brañas
Para gozar: amor. Para sufrir: amor. Para vivir: amor. Para morir: amor. Para reír: amor. Para llorar: amor... y para todo lo demás amor.
Chavela Vargas
El español confía en Dios por instinto y por pereza. Dios es, según su imaginación, un buen señor que no tiene otra cosa en qué ocuparse que en ayudar a los españoles.
Eugenio Noel
Yo he hecho casi de todo en televisión y en radio, pero presentar un informativo de una hora en directo va a ser como pilotar un Jumbo sin tener horas de vuelo.
Fernando Sánchez Dragó
La inmensidad de las nubes es celebración, no fugacidad.
Francisco Garzón Céspedes
El miedo a la derrota nunca debe ser la razón de no intentar algo nuevo.
Fred Smith
Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer.
Gustavo Cerati
¿Y ésta es toda la contestación que he de tener el honor de esperar? Quizás pudiera desear que se me informarse porque con tan escasa prueba de cortesía soy rechazado así.
Jane Austen
La estatura del ser humano se mide en metros y centímetros porque si se midiese en kilómetros resultaría deprimente.
Jaume Perich
Mis ojos, que codician cosas bellas como mi alma anhela su salud, no ostentan más virtud que al cielo aspire, que mirar aquellas.
Miguel Ángel Buonarroti
A fin de cuentas, los seres humanos casi nunca somos felices o infelices por lo que nos sucede, somos una cosa o la otra en función del humor que fluye por nuestro interior.
Paolo Giordano
El burgués es la figura simétrica del romántico.
Paul Valéry
¿Sabes cuánto te quiero? Si pudiera coger todas las palabras del diccionario, aún así no podría.
Steve Carrell
En la guerra quedan satisfechos sumamente pocos deseos humanos, y de éstos, precisamente los más odiosos.
Walter Savage Landor