Pocas personas son capaces de expresar con ecuanimidad opiniones que difieren de los prejuicios de su medio ambiente. La mayoría de las personas son aún incapaces de formar tales opiniones.
Albert Einstein
No te fijes en mi cuerpo, ni en mi cara, ni tampoco en mi figura, solo fíjate en mi corazón que te ama con locura.
Anónimo
Pues en cuestiones de amor cuando menos lo sospechas, del arco vuelan las flechas, y es blanco tu propio honor.
Arturo Pérez-Reverte
La sencillez consiste en hacer el viaje por la vida, solo con el equipaje necesario.
Charles Dudley Warner
El hecho de haber nacido es un mal augurio para la inmortalidad.
George Santayana
Palabras que son saturadas con mentiras o atrocidades no se recuperan fácilmente.
George Steiner
Ningún indicio mayor de ser poco filósofo o poco sabio, que pretender vivir siempre sabia y filosóficamente.
Giacomo Leopardi
Las reglas de las mayúsculas son muy injustas con las palabras que están en medio.
John Green
Sospecho que, en el fondo, lo que todos esperamos, contra todo pronóstico, es que nos suceda algo extraordinario.
Khaled Hosseini
Se expone a daños quien se gobierna por el consejo de los jóvenes.
Leonardo da Vinci
- ¿Alguna vez te has estado enamorado? - No. Nunca. - Mentiras. - No se mata a tanta gente como yo he matado y sigues durmiendo como un gatito, o sientes una mierda como el amor. - Otro sociópata de manual.
Margot Robbie
El radio ya ha dejado de ser un elemento nuevo, ya tiene más de veinte años, pero las condiciones de su descubrimiento fueron de alguna manera peculiares.
Marie Curie
Hay que practicar el arte de la paciencia, porque en la naturaleza nada se hace apresuradamente.
Og Mandino
En su interior había paz; nada bullía ni ejercía presión. En su alma volvía a reinar la acostumbrada noche fría que necesitaba para que su conciencia estuviera clara y tersa y pudiera asomarse hacia fuera: allí olió su perfume.
Patrick Süskind
No tengas prisa en buscar nuevos amigos, pero una vez encontrados no tengas prisa en deshacerte de ellos.
Solón
El artista es la mano que, mediante una y otra tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana.
Vasili Kandinski