No camines detrás de mí, puedo no guiarte. No andes delante de mi, puedo no seguirte. Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo.
Albert Camus
Como si la gran felicidad de una persona -aunque fuera pasajera y endeble- pudiera derivar de la gran infelicidad de otra.
Alice Munro
El sobresalir en el ajedrez es signo de una mente intrigante.
Arthur Conan Doyle
Ninguno de nosotros es perfecto para siempre.
Brad Pitt
En nuestra organización social actual, la aprobación del público resulta crucial para cualquier proyecto de gran calado. De ahí que un movimiento digno de todos los elogios puede fracasar si no logra imprimir su imagen en la mente pública.
Edward Bernays
Yo sí creo que Dios existe, pero que no tiene nada que ver con los seres humanos. Anda en cosas mucho más grandes.
Gabriel García Márquez
La regla de las cosechas es recoger más, de lo que se sembró. Sembrar un acto y cosechar un hábito; sembrar un hábito y cosechar un carácter; sembrar un carácter y cosechar un destino.
George Dana Boardman
La vida debe ser una constante educación.
Gustave Flaubert
Los castillos son difíciles de atacar y fáciles de defender. Por eso se construyen.
Ken Follett
Lo que hoy se llama método científico no es ya una lista de recetas para dar con las respuestas correctas a las preguntas científicas, sino el conjunto de procedimientos por los cuales se plantean los problemas científicos y se ponen a prueba las hipótesis científicas.
Mario Bunge
Nunca, nunca lo conviertas en algo personal.
Michael Keaton
Schopenhauer escribió en alguna parte que uno se acuerda de su propia vida un poco más que de una novela que haya leído. Sí, eso es: solamente un poco más.
Michel Houellebecq
Tarde o temprano llega un momento en el que hablar y estar callado es la misma cosa.
Philippe Noiret
La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.
René Descartes
Cuando un juez se sienta a juzgar al prójimo, debe sentir que una espada le apunta al corazón.
Talmud
No había que traer hijos a un mundo como éste. No había que perpetuar el sufrimiento, ni acrecentar el número de animales lujuriosos, carentes de emociones duraderas, que sólo se movían, que iban de aquí para allá, llevados por sus caprichos y por sus vanidades.
Virginia Woolf