En el Japón somos los herederos de una tradición cultural y de una filosofía agraria, que incluye la naturaleza y el cambio de estación. Quizá sea debido a esto que no somos un pueblo precipitado.
Akio Morita
Corazón aquietado como el alma en silencio; oigo apenas el ruido muy lejano del mundo como un eco remoto que se ahogó en la distancia y que traen los vientos al oído inseguro.
Alphonse de Lamartine
Quiero ser el verbo puedo, quiero andarme sin rodeos.
Amaia Montero
Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos.
Anatole France
De la misma condición;
Anónimo
Mucho más grande que no admirar nada es no despreciar nada.
Clarín
La familia es la patria del corazón.
Giuseppe Mazzini
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. (Mateo, 5, 13.)
Jesús de Nazaret
El dinero no puede satisfacer el corazón del hombre, sino el buen uso que de él se hace, es esto lo que produce la verdadera satisfacción.
Juan Bosco
La ausencia de los seres queridos nos acostrumbra a su muerte. Nos hace ver lo rápido que nos consolaríamos.
Jules Renard
El enemigo principal de cada uno de los pueblos está en su propio país.
Karl Liebknecht
Pero cualesquiera que sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el futuro comunista. Esta fe en el hombre y su futuro me da, aún ahora, una capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar.
León Trotski
En la esencia del número matemático hay el propósito de una limitación mecánica. El número tiene en esto gran afinidad con la palabra, la cual -como concepto, esto es, captando, o como signo, esto es, dibujando- limita igualmente las impresiones del mundo. Lo más hondo aquí resulta siempre inaprensible e inexplicable.
Oswald Spengler
La conciencia es darse cuenta. Es una función maravillosa de la mente.
Ramiro A. Calle
Al leer los periódicos en el hall de los hoteles sospechamos que alguien les ha robado la noticia más interesante.
Ramón Gómez de la Serna
La escritura dejó de ser divertida cuando descubrí la diferencia entre el escrito bueno y malo y, aún más aterradora, la diferencia entre éste y la verdadera arte. Y después de eso, vino el látigo.
Truman Capote