La soledad es el momento de recoger y mover.
Ajay Naidu
El amor físico es un instinto natural, como el hambre y la sed; pero la permanencia del amor no es un instinto.
André Maurois
Cada momento de una hora de un amantefeliz vale a toda una vida embotada y común.
Aphra Behn
Cualquiera puede envejecer. Todo lo que tienes que hacer es vivir lo suficiente.
Don Marquis
La profundidad debe ser ocultada. ¿Dónde? En la superficie.
Hugo von Hofmannsthal
Desde la infancia nos enseñan; primero a creer los que nos dicen las autoridades, los curas, los padres... Y luego a razonar sobre lo que hemos creido. La libertad de pensamiento es al revés, lo primero es razonar y luego creeremos lo que nos ha parecido bien de lo que razonamos.
José Luis Sampedro
El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación... Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer...
Jules Michelet
¡Ey! ¿Adivine qué? Ustedes son las únicas criaturas con libre albedrío. ¿Cómo les hace sentir eso?
Kurt Vonnegut
Vendrá un tiempo en que no sabremos que nombre dar a lo que nos una. Su nombre se irá borrando poco a poco de nuestra memoria y luego desaparecerá por completo.
Marguerite Duras
El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir.
Mark Twain
El hombre llega como un novicio a cada edad de su vida.
Nicolas Chamfort
El buen ciudadano debe amar a todos, dar lo bueno y tener compasión de los malvados.
Nicolás Maquiavelo
En medio de multitud de adversidades es muy difícil la fidelidad a la palabra dada.
Paulo Orosio
Problema. Hacer ver lo que ves, por intermedio de una máquina que no lo ve como tú lo ves.
Robert Bresson
La puntualidad es la cortesía delos reyes, decía Luis XIV. Ella es asimismo el deber de los caballeros y la necesidad de los hombres de negocios.
Samuel Smiles
La adquisición de riquezas ha sido para muchos, no un fin, sino un mero cambio de sus desgracias.
Séneca