Acabar con la guerra mediante la palabra y buscar o mantener la paz con la paz y no con la guerra es un título de gloria mayor que matar a los hombres con la espada.
Agustín de Hipona
¿Qué esperanza en un cambio pacífico podía tener un movimiento revolucionario?
Carlos Fonseca
Sé amigo de la virtud y hostil al vicio.
Cleóbulo de Lindos
El amor es como el sarampión: cuanto más tarde llega, peor.
Douglas William Jerrold
Es imposible imaginar un espectáculo más nauseabundo que el del plagiador.
Edgar Allan Poe
Lo que se imponía era ver a mis exmujeres, por lo menos a dos: la que me dejó y a la que nunca tuve.
Fabrizio Mejía Madrid
Nadie aprende, nadie aspira, nadie enseña a soportar la soledad.
Friedrich Nietzsche
El que conoce su especial profesión solamente como especial, y no es capaz de ver su aspecto general ni de infundir en ella la expresión de una configuración científica universal, es indigno de ser profesor y depositario de la ciencia.
Friedrich Schelling
Sólo sois un puñado de viejos haciéndose los duros.
Harrison Ford
Ninguno de los libros de este mundo te aportará la felicidad, pero secretamente te devuelven a ti mismo.
Hermann Hesse
Enterró la dignidad personal bajo el dinero y redujo todas aquellas innumerables libertades escrituradas y bien adquiridas a una única libertad: la libertad ilimitada de comerciar.
Karl Marx
Puede parecer paradójico decir que hay similitudes entre una mente poética y una mente comercial, pero es un hecho de que tanto un poeta como un hombre de negocios están constantemente tratando con problemas que están directamente relacionados con la gente y para los que la sensibilidad es de primordial importancia.
M. C. Escher
Un buen matrimonio es el que permite un cambio y el crecimiento en las personas y en la forma de expresar su amor.
Pearl S. Buck
Descubrir la energía interior y entregarla para renovar el mundo; he aquí el altruismo.
Rafael Barrett
El verdadero valor no es llamar a la muerte, sino luchar contra el infortunio.
Séneca
El ambiente que nos rodea es demasiado real para que podamos cultivar en el nuestras ilusiones.
Vicente Blasco Ibáñez