La Religiosidad verdadera exige humildad y modestia.
Adolfo Kolping
Cuanto más llenas estén las calles, más terroristas tendremos en las cárceles en lugar de hacerse llamar presidente, ministro, congresista.
Alex Pimentel
La desconfianza es la madre de la inseguridad.
Aristófanes
Quisiera abandonarte, negarte, huirte, pero es curioso: ya no estás, y te siento, no me hablas, y te converso. Y tanto nos entendemos, en la sombra, en el polvo, en el sueño.
Carlos Drummond de Andrade
Cualquiera sirve para rey; casi nadie para solitario.
Clarín
Hay dulzura infantil en la mañana quieta.
Federico García Lorca
Nosotros no necesitamos para defendernos esas armas de destrucción masiva, lo que hemos modernizado son las tácticas, el papel del hombre, del combatiente individual, de los combatientes coordinados, de qué forma, con qué tácticas, con qué armas neutraliza lo más poderoso que pueda tener un adversario.
Fidel Castro
Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer.
Haruki Murakami
Que tu alimento sea tu única medicina.
Hipócrates
Entre tus brazos, entre mis brazos, entre las blandas sábanas, entre la noche tiernos, solos, graves, feroces, entre la sombra, entre las horas, entre un antes y un después.
Idea Vilariño
Los tontos están en este mundo para procurarnos algún entretenimiento.
Jean Baptiste Louis Gresset
Tampoco había de haber en el mundolibros que no avisasen de sus defectos a los que los leen.
Juan de Zabaleta
Señor, tenemos la costumbre de acostumbrarnos a todo. Aun lo más hiriente se nos oxida. Quisiéramos una sensibilidad no cauterizada, para maravillarnos y sublevarnos. Señor, que no nos acostumbremos a ver injusticias, sin que se nos encienda la ira, y la actuación.
Luís Espinal Camps
Las cámaras de vigilancia me preocupan, no me hacen sentirme segura.
Melanie Olivares
En tu rostro miro pero sin verlo, en mi alma busco algo que me lo recuerde.
Nazik al Malaika
Un héroe es siempre héroe por equivocación. El siempre ha soñado con ser un cobarde honesto como todo el mundo.
Umberto Eco