No quiero caer en manos de unos enemigos que, para entretenimiento de las masas alimentadas por la propaganda del odio, esperan un nuevo espectáculo organizado por los judíos.
Adolf Hitler
La costumbre es otra natura, ciertamente, apenas non se pierde fasta que vien la muerte.
Arcipreste de Hita
La gente puede quitarte todo, pero nunca podrá quitarte tu verdad. La pregunta es, ¿Puedes aguantarla? ¿puedes soportar mi verdad?.
Britney Spears
Dejaría en este libro toda mi alma.
Federico García Lorca
Las palabras son menos necesaria a la tristeza que a la alegría.
Helen Hunt Jackson
La disciplina en el arte supone una lucha fundamental para entenderse a uno mismo y al mismo tiempo entender lo que uno está dibujando.
Henry Moore
Alma, no entornes tu ventana al sol feliz de la mañana. No desesperes, que el sueño más querido es el que más nos hiere, es el que duele más.
Homero Manzi
La vida humana se parece a un camino cuya salida es un precipicio horroroso; nos advierten de ello desde los primeros pasos; pero el decreto está ya pronunciado: es preciso adelantar siempre sin poder retroceder.
Jacques-Bénigne Bossuet
Puede ser un argumento mal construido, o inconexo y desordenado. Pero el argumento estará allí. La única pregunta que hay que hacerse es: ¿funciona?
Jean Larser
Hablar es importante, es lo que nunca deberíamos dejar de hacer. Si árabes y judíos nos esforzamos en escucharnos, en ponernos en la piel de los demás, las cosas serían más fáciles.
Julia Navarro
Si no nos salvamos nosotros como pueblo no nos salvaremos más.
Julio Cortázar
En todas las épocas hay personas que no piensan como los demás. Es decir, que no piensan como los que no piensan.
Marguerite Yourcenar
No se llama locos sino a aquellos cuya locura no está en armonía con la de los más.
Mariano José de Larra
Si empieza a fingir que se divierte igual lo consigue accidentalmente.
Michael Caine
Las paredes de ladrillos están allí por una razón: nos permiten demostrarnos cuánto queremos algo de verdad.
Randy Pausch
La realidad es relativa, depende de con qué lente la mirés.
Sylvia Plath