Si hago una buena obra, me siento bien; y si obro mal, me encuentro mal. Esta es mi religión.
Abraham Lincoln
El amor es una partida perdida.
Amy Winehouse
Las mismas cosas tienen diversas apariencias. Las pirámides de Menfis parecen al amanecer, conos de luz rosada, y a la puesta del sol, sobre el cielo rojizo, se muestran como negros triángulos. Tú me reprochas que niegue las apariencias, cuando, al contrario, las apariencias son las únicas realidades que reconozco.
Anatole France
No hay que seguir los acontecimientos con los ojos, sino con la cabeza.
André Kostolany
La lluvia caída en tiempo tormentoso es muy poluta e impura en naturaleza, porque en ese momento los vientos violentos agitan las nubes de donde viene la lluvia.
Avicena
La salud es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida.
Bernard Le Bovier de Fontenelle
Del hecho de que no todos los enfermos se curan se deduce que la medicina no es un arte.
Cicerón
Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.
Horacio
Clío no se casa con nadie, la disciplina histórica tiene tanto de arte como de ciencia, y cada generación parece condenada a reescribir y a corregir la historia que le legó la generación anterior.
Juan Eslava Galán
¡Miserable humanidad! Vuélvese en ti manantial de crímenes la noble empresa acometida sin esfuerzo bastante para llevarla a cabo.
Manuel Tamayo y Baus
Una gran reputación es un gran ruido: cuando más aumenta, más se extiende; caen las leyes, las naciones, los monumentos; todo se desmorona. Pero el ruido subsiste.
Napoleón Bonaparte
Cuando sales, te evoco, cada hora del día, cada minuto de la hora, cada segundo del minuto.
Robert Lowell
Calma y mala intención, que todo llegará.
Vicente Blasco Ibáñez
Los poetas de la antigüedad animaron a los objetos sensibles con dioses y genios nombrándolos y dotándolos con las propiedades de los bosques, ríos, montañas, lagos, ciudades, y todo lo que sus enormes y numerosos sentidos podían percibir..
William Blake
Villanía, máscara de la astucia. Pudor, máscara del orgullo.
En realidad lo que estaba experimentando era la fatiga corrosiva de la negligencia, de la disipación, de una pereza corrompida y de una vida sin futuro posible.
Yukio Mishima