Imágenes
Los pueblos afroasiáticos comprendemos profundamente el valor de la paz mundial y de la independencia nacional. En estas circunstancias, garantizar la paz en el mundo, conseguir y salvaguardar la independencia nacional y promover la cooperación no pueden sino ser deseos comunes de todos los países afroasiáticos.
Zhou Enlai
No exigimos a los demás que abandonen sus opiniones, puesto que reflejan las diferencias. Pero eso no tiene por qué convertirse en un obstáculo para el logro de un consenso en los principales temas. Tenemos que conocernos y respetar las diferentes opiniones partiendo del terreno común.
La paz sólo será garantizada con el respeto mutuo a la soberanía y la integridad territorial. La violación de la soberanía e integridad territorial y la intervención en los asuntos internos de cualquier país perjudicarán inevitablemente la paz. Si todos los países se comprometen a la no agresión mutua se podrán crear las condiciones de coexistencia pacífica en las relaciones interestatales.
Los intercambios culturales deben respetar el desarrollo de nuestras culturas nacionales sin menospreciar las ventajas y puntos fuertes de cada uno de nuestros países para que podamos conocernos y asimilarnos mutuamente.
Incurrir en el pecado del silencio cuando se debiera protestar, hace cómplices y cobardes a los hombres.
Son cada vez más las bases militares de países occidentales asentadas en Asia y África. Estos países dicen abiertamente que las armas atómicas son convencionales y se preparan para una guerra atómica. Los pueblos asiáticos no pueden olvidar que la primera bomba atómica cayó en su territorio ni que la primera víctima de las pruebas de la bomba de hidrógeno fue asiática.
Toda diplomacia es una guerra continua por otros medios.
Si todos los países se comprometen a la no intervención en los asuntos internos del otro, los pueblos de los diversos países podrán elegir, según su propia voluntad, su sistema político y su modo de vida.
La mayoría de los pueblos del mundo, independientemente del sistema social bajo el que vivan, aspiran a la paz y se oponen a la guerra.
A pesar de ello, la dominación del colonialismo en estos dos continentes todavía no ha terminado y los nuevos colonizadores intentan sustituir a sus antecesores. No pocos pueblos afroasiáticos siguen llevando una vida de esclavos colonialistas, sufriendo la discriminación racial y viendo cómo sus derechos humanos son atropellados.
El pueblo chino eligió su propio sistema de gobierno y lo apoya; China reconoce la libertad religiosa; y China no tiene intención alguna de subvertir los gobiernos vecinos.
Los comunistas nunca renunciamos a manifestar nuestra convicción de que el comunismo y el socialismo son sistemas adecuados.
Los comunistas somos ateos, pero respetamos a quienes profesan creencias religiosas. A cambio, esperamos que quienes tienen estas creencias respeten a quienes no las tienen.
Los conspiradores de la guerra han hecho de las amenazas bélicas un instrumento de uso frecuente para promover su política de agresión. Sin embargo, estas amenazas no podrán intimidar a quienes están determinados a resistir y sólo consiguen sumir a los amenazadores en el aislamiento y el caos. Estamos convencidos de que junto a todos los pueblos y países amantes de la paz, ésta se puede salvaguardar siempre que estemos resueltos a ello.
Conforme a los principios de respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial, no agresión mutua, no intervención en los asuntos internos del otro, igualdad y beneficio mutuo, los países con diferentes sistemas sociales pueden coexistir pacíficamente. Desde el compromiso de cumplir estos principios, no hay motivo para no poder resolver las disputas internacionales mediante consultas.
Todo hombre tiene derecho a que se lo combata lealmente.
Los intercambios comerciales y la cooperación económica entre nosotros deben tener como meta promover el desarrollo económico independiente de cada uno de nuestros países sin que ninguno se convierta en un simple productor de materias primas o un simple mercado de productos de consumo.
Todos los países, sean grandes o pequeños, fuertes o débiles, deben gozar de igualdad de derechos en las relaciones internacionales. Su soberanía y su integridad territorial deben ser respetadas, nunca violadas.
La mayoría de los países afroasiáticos, incluido China, estamos muy atrasados económicamente debido a la prolongada colonización. Por eso, no sólo pedimos la independencia política sino también la económica.
La política de agresión y guerra cuenta cada vez con menos apoyo.
Nuestros clamores han sido silenciados, nuestros deseos atropellados y nuestros destinos manipulados por otros, de modo que no tenemos otro remedio que levantarnos contra el colonialismo.
Todos los pueblos, independientemente de su raza o color, deben gozar de los Derechos Humanos básicos en vez de ser maltratados y discriminados.
Si en vez de fomentar entre nosotros el recelo, el temor, el rechazo o el antagonismo nos basamos en el terreno común que nos brinda el deseo de liberar a las naciones de los sufrimientos y penalidades infligidas por el colonialismo, podremos conocernos mejor, respetarnos más, ser más solidarios unos con otros y ofrecernos mutuamente mayor apoyo.
Nuestros países afroasiáticos escogen diferentes caminos para alcanzar la libertad y la independencia pero es unánime nuestra voluntad de conseguirlas y consolidarlas. Independientemente de las condiciones concretas de cada uno de nuestros países, la mayoría de nosotros necesitamos superar la situación de atraso producto de la colonización y lograr cada uno nuestro desarrollo según la voluntad de nuestros pueblos y sin interferencia foránea.
El movimiento por la paz pide que la energía atómica sea utilizada con fines pacíficos en beneficio de la Humanidad.
Conquistar la independencia total es el objetivo por el que la mayoría de los países y pueblos afroasiáticos venimos luchamos tanto tiempo.