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¿Qué sentido tiene permitirle acabar con mi existencia?
Zenobia Camprubí Aymar
Abrir las ventanas es una maravillosa experiencia de la que debo privarme cuando él está, porque le tiene miedo a las corrientes de aire. ¡Qué gusto dormir tres noches con la ventana abierta!
Mientras más lo protege una, a la larga es peor para él, pues le impide desarrollar sus propias defensas.
Con la moral completamente baja por el calor, por no tener nada que hacer y porque J. R. está en actitud polémica, egoísta e irritable, me encuentro planeando el resto de mi vida egoístamente. Voy a tratar de disfrutar parte de lo que me queda de ella. Y de seguro quiero un cuarto para mí sola para hacer lo que me dé la gana, abrir bien las ventanas, ponerme crema en las manos cuando el fregar me endurece la piel y moverme en la cama si me apetece.
Te quiero entrañablemente, mi niño, y pienso cuánto más aún te querré luego. Juanito mío, sé valiente y vamos a hacer los dos lo mejor por el porvenir. No precipites nada. Trabaja firme pensando en el porvenir y no vengas más que en el momento menos inoportuno para tu trabajo.
Me he dado cuenta de que, a pesar de que la atmósfera de lucha con j. R. me perturba la vida entera, no dependo de él para ser feliz. Me siento bastante contenta conmigo misma y hasta más descansada y serena.
Ayer por la tarde me desplomé con un ataque de neuralgia como resultado de haber cedido, renunciando a la idea de hacer lo que yo quiero.
Después de todo, yo soy en parte dueña de mi propia vida y J. R. no puede vivir la suya aparte de la mía.
Mientras más vivo, más creo en la sencillez.
Ayer me dictó uno de los poemas más bellos que jamás haya escrito. Hoy lo cambió de su forma universal a un bello poema sobre España. Le pedí que no tirara la primera versión. Pero dudo que la haya guardado. Así es de arisco.
Con una clara conciencia, permanezco en el exilio, con la esperanza de que un día los tres ideales en los que yo creo se hagan realidad: justicia, libertad y república.
Sencillamente, no resisto el no tener nada que hacer.
Son niños. Por el momento, lo que hay que hacer es cuidarlos física y mentalmente, apartarlos del peligro, evitar que mueran, quererles, cuidarles, hacerles felices. Como ya nosotros no podíamos ayudarles desde dentro, tenemos que ayudarles desde fuera y pedir al mundo de fuera que nos ayuden también.
Voy deprisa por el mundo llena de risa y de amor a todo el que me lo pide, risas y besos le doy.
Yo procuraré siempre ser una buena mujer para ti, con lo cual quiero decir todo lo que en mí quepa de útil para ti, para ayudarte a ser valiente, para no ser una carga y para empujarte siempre para arriba en todo lo que alcancen nuestras almas. Quiero que te refugies en mí contra toda desilusión y contra lo mediocre y mezquino de la vida. Quisiera poder siempre tener brillante esa alma de tu ex libris. Juanito mío, ¿Seré todo lo que quiero ser para ti? Y tú por tu lado, te ruego, no tengas celos. Es una cosa que siento que me rebaja.
Estoy tratando de evitar la desmoralización que causa el ocio, imponiéndome alguna disciplina. Ayudar a J. R. no es suficiente para llenar el día.
La constante pérdida le hace depender de mí como la única cosa segura a que aferrarse, y si esto y fuera un poco más de lo que él calcula, se pone en un estado mental desastroso.
La ofensiva de Franco contra Madrid estaba fijada para hoy y estamos sintonizando, angustiados, cada hora, pero hasta la fecha no han dicho nada.
Él deseaba ser un monje del XVI y sólo una ocurrencia tardía le hizo atraerme a su compañía.
El Erica Reed llegó sin accidente ¡Gracias a Dios! Dos barcos insurgentes lo pudieron haber hundido y no lo hicieron, ¡Gracias a Dios! Gracias a Dios porque llegó el alimento y gracias a Dios porque parece que un sentimiento de piedad, además del temor de enfurecer a la opinión pública americana tuvieron algo que ver con que escapara.
Sí que he decidido, después de luchar conmigo misma, rendirme a la falta de capacidad personal y sacarle jugo a mi inactividad.
No tiene sentido que me sacrifique en balde por el egoísmo de él. Llorar le quita a una todas las energías.
Yo soy la clase de mujer que no se casa. Todavía no he visto al hombre que me pudiera hacer más feliz de lo que creo poderlo ser siendo soltera.