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Algunos buscan el placer en el dolor; y otros no pueden limpiarse sino con suciedad.
Yibrán Jalil Yibrán
El amor es siempre tímido ante la belleza, al paso que la belleza anda siempre detrás del amor.
La vida es una isla, las rocas son sus deseos, los árboles sus sueños y las flores su soledad.
Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar.
Los recuerdos son un traspié en el sendero de la esperanza.
Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros.
Enséñame el rostro de tu madre, te diré quién eres.
Conocí un segundo nacimiento, cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron.
Si amas a alguien déjalo libre, si regresa siempre será tuyo, sino nunca lo fue.
No progresas mejorando lo que ya esta hecho, sino esforzándote por lograr lo que aún queda por hacer.
La más bella palabra en labios de una persona es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa.
Aquel que desee convertirse en maestro del hombre, debe empezar por enseñarse así mismo antes de enseñar a los demás; y debe enseñar primero con el ejemplo antes de que lo haga verbalmente. Pues aquel que se enseña a sí mismo y rectifica sus propios procedimientos, merece más respeto y estimación que el que enseña y corrige a otros, eximiéndose a él mismo.
El verdadero gran hombre es el que no se enseñorea de nadie ni permite que nadie lo domine.
Anoche inventé un nuevo placer, y cuando lo iba a disfrutar por vez primera, llegaron violentamente a mi casa un ángel y un demonio. Entraron en mi puerta y disputaron acerca de mi nuevo placer. Uno gritaba: ¡Es un pecado! Y el otro decía: ¡Es una virtud!
Cuando el amor llame a ti, siguele, aunque sus caminos sean difíciles y escarpados.
Hacer amistad con el ignorante es tan tonto como discutir con el borracho.
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
El infierno no está en el remordimiento, está en el corazón vacío.
Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores.
El olvido es una forma de libertad.
Y en mi locura encontré la libertad y la seguridad que da el que no le entiendan a uno, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nosotros.
Las lagrimas son fuego que purifica el amor, haciéndolo nítido y hermosos por una eternidad.
El arte es un paso desde lo visible y conocido hacia lo desconocido.
Y no penseis en dirigir los caminos del amor; es el amor quien si os encontrara dignos dirigirá vuestros caminos.
Vuestros hijos no son vuestros hijos: son los hijos y las hijas de las ansias de vida que siente la misma vida.
No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir.
La tortuga puede hablar más del camino que la liebre.
El pesar y la pobreza purifican el corazón del hombre, aunque nuestras mentes débiles no ven nada de valor en el universo, salvo la comodidad y la felicidad.
Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades; él es el campo que sembráis con amor y cosecháis con agradecimiento; él es vuesra mesa y el fuego de vuestro hogar. Cuando os alejéis de vuestro amigo no sintáis dolor. Porque lo que más amáis en él quizás esté más claro en su ausencia.
En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.
Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños.
Si tu corazón es un volcán, ¿cómo pretendes que broten las flores?
En el crepúsculo de la memoria volveremos a reunirnos, volveremos a hablar juntos, y cantaréis para mí un canto más profundo: y si vuestras manos vuelven a encontrarse en otro sueño, construiremos otra torre en el cielo.
Si otro te injuria, puedes olvidarlo; si injurias tú nunca olvidarás.
No olvidéis que volveré junto a vosotros. Unos momentos más, un instante de reposo en el viento, y otra mujer me concebirá.
El que comparte tus placeres, mas no tus penas, perderá la llave de una de las siete puertas del paraíso.
Si de noche lloras por el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
El hombre es como la espuma del mar, que flota sobre la superficie del agua y cuando sopla viento se desvanace como si no hubiera existido. Así arrebata la muerte nuestras vidas.