Imágenes
-En los sesenta- Había todo tipo de artistas. La guerra de Vietnam y otros temas sociales de la época ocuparon las mentes de la gente, la mía incluida, se convirtieron en una manifestación de energía creativa en toda la ciudad. Fue algo que marcó el resto de la historia del arte.
Yayoi Kusama
En este periodo de mi carrera, me veo a mí misma como una linterna muy pequeña en la historia de la humanidad.
Los puntos son sólidos e infinitos. Son una forma de vida. Sol, luna, estrellas son cientos de millones de puntos. Cada ser humano es también un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su infinitud y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso.
Debido a que mi madre era contraria a que me convirtiera en artista, emocionalmente empecé a ser muy inestable y sufrir crisis nerviosas. Fue desde entonces que empecé a recibir tratamiento psiquiátrico. Al traducir el miedo de las alucinaciones en las pinturas, estuve tratando de curar mi enfermedad. Mi arte mantiene una estrecha relación con mi salud mental.
No hay nada más fascinante que la política.
Para mí, sobreponerme con todas mis fuerzas ha sido todo en mi arte. Creo que nadie en el mundo tiene la intensidad artística que tengo yo. Pongo todo mi corazón y toda mi alma en la pintura, el resto del tiempo preferiría morirme. Por el momento y mientras respire, estoy luchando sin darme tiempo para descansar porque quiero dejar el mensaje de Yayoi Kusama a las generaciones futuras.
El amor, como filosofía de vida que todo lo abarca, permite a los seres humanos vivir sus vidas en este universo infinito.
¿Cómo define sus obras más recientes? Una batalla de ideas derivadas de la evolución de circunstancias personales. Una acumulación infinita de obsesiones.
Quiero explorar mi propia humanidad y la visión del mundo. Establecer un camino para mi búsqueda de la verdad.
Me gusta dar toda mi energía en crear arte lo más que pueda. Después de desayunar, vengo a mi estudio y empiezo a trabajar en producción. Lo más importante para mí es producir obras de arte.
Yo considero mi visión de la vida desgraciada y reflejo esos pensamientos en mi arte. Para sobreponerme a la enfermedad, he reflexionado sobre mi situación psicológica. Por medio del arte, he superado mi infelicidad.
Si la gente disfrutara el resplandor de la vida a través del arte y la moda, podrían dejar de pelear o sentir ira.
Para un arte como el mío -arte que combate en la frontera entre la vida y la muerte y que cuestiona lo que somos y lo que significa vivir y morir- (Japón) resultaba demasiado pequeño, demasiado servil, demasiado feudal y demasiado desdeñoso con las mujeres. Mi arte necesitaba una libertad más ilimitada y un mundo más amplio.
Todos los artistas que son sinceros son psicológicamente conflictivos. Si uno piensa en Munch y Van Gogh, por ejemplo, está clarísimo. Yo no soy una excepción. Ese tipo de artistas, entre los que me incluyo, padecen por la creación artística y sufren tanto psicológica como económicamente.
Amor por siempre, ese es el mensaje que quiero esparcir con mi arte.