Imágenes
¿Por qué no hablas? -preguntó-. ¿Por qué estás tan callado? Es una crueldad de tu parte. Tironeó la cortina con gesto caprichoso. - ¿No te parece que es una vista hermosísima? - Sí. Es hermosísima. Pero yo estaba pensando en lo hermosa que eres tú.
Yasunari Kawabata
Del camino del Go, la belleza de Japón y del Oriente se habían desvanecido. Todo se había vuelto ciencia y reglas. El camino hacia el ascenso de categoría, que controlaba la vida de un jugador, se había convertido en un meticuloso procedimiento de puntaje. Uno conducía el enfrentamiento con la única meta de ganar, y no había margen para recordar la dignidad y la fragancia del Go como arte.
Por muy confusas que sean las palabras, ciertamente son más fáciles de entender que un gesto torpe.
Los cedros son tan erguidos, rectos y bellos. Querría que los corazones humanos crecieran de esa manera.
El sonido profundo de una enorme campana de templo budista resonaba con largos intervalos y la prolongada reverberación traía a la conciencia el Japón de antaño.
¿Sería que una muchacha profundamente dormida, que no dijera nada ni oyera nada, lo oía todo y lo decía todo a un anciano que, para una mujer, había dejado de ser hombre?
Otoko seguía amando a Oki. ¿Pero era posible que esos amores hubieran permanecido inalterables desde los tiempos en que habían sido una realidad tangible? ¿No cabía la posibilidad de que algo de esos mismos amores se hubiera transformado sutilmente en amor por si misma?
El tiempo y los ríos no corren hacia atrás.
Por muy desencantado que se pueda estar del mundo, el suicidio no es una forma de iluminación; por muy admirable que sea, el hombre que se suicida está lejos del reino de la santidad. Yo no admiro ni estoy de acuerdo con el suicidio.
La iconografía de la contemplación de la belleza dormida bebe en las fuentes de la mitología clásica donde destacan varios ejemplos como el de Eros y Psique y la figura de Endimión, amado por Selene, diosa de la Luna, que están llenos de simbolismo sexual. Igualmente, la imagen de una doncella que duerme junto a un anciano es un tema tratado desde la antigüedad. Así, sobresale la figura de un antiguo rey de Israel que en la senectud permite a una joven virgen calentar su lecho para poder descansar plácidamente.
El dolor la había dejado exhausta; apenas si podía trazar planes para el día siguiente. ¿Cómo pensar entonces en un futuro lejano?
Era tonto buscar el pezón izquierdo contra la voluntad de la muchacha en el primer encuentro. Oki había preferido explorar los puntos donde ella recibía con más placer sus caricias. Los encontró. Y entonces, justo cuando comenzaba a comportarse con más rudeza, la oyó pronunciar el nombre de Otoko.
Pero, como le decía, es muy distinto ser modelo de un novelista. Es un sacrificio sin recompensa. ¡Adoro sacrificarme! Quizás ésa sea la razón de mi vida.
Antes, los eruditos sabían chino y escribían una prosa correcta y armoniosa. La gente no habla así. Todos los días aparecen palabras nuevas, simpáticas como esas ratitas. Y, como a esas ratitas, no les importa lo que roen. Las palabras cambian con tanta rapidez que uno experimenta vértigo. Por eso su vida es muy breve, y aunque sobrevivan se vuelven obsoletas... Como las novelas que escribimos.
Hay mosquitos - dijo ella de pronto, y se puso de pie y sacudió las faldas de su kimono. En la solitaria quietud del bosque ni uno ni el otro tenían algo que decir.
Cuando los fantasmas hablan no hacen otra cosa que quejarse.
La novela no podría haber existido sin su historia de amor. Y esa historia era la razón de que la novela fuera tan leída. Si él no hubiera conocido a Otoko, nunca habría sabido lo que era un amor como aquél. El encontrar un amor como aquél a los treinta años podía considerarse una fortuna o una desdicha él no habría sabido decir qué era, pero no cabía duda de que había posibilitado su exitoso debut como autor.
Ninguna palabra puede decir tanto como el silencio.
Supongo que en una mujer hasta el odio es una forma del amor.
Los árboles parecían cubiertos por flores de rocío. Era la sutil floración de la lluvia de primavera; una floración que casi todos pasaban por alto.
Definitivamente, lamentaba haber tomado las fotografías. Había sido una imprudencia de mi parte. De las caras de los muertos no deberían quedar testimonios.
La butaca que giraba en el vagón panorámico volvió a su memoria. Era como si viera su propia soledad, que giraba y giraba dentro de su corazón.
La literatura no hace sino registrar los encuentros con la belleza.
Ahora, más que la tarde anterior, no podía pensar en nadie con quien compararla a ella. Se había vuelto absoluta, más allá de toda comparación. Se había vuelto decisión y destino.
En tiempos de guerra la gente se transforma en toda clase de cosas. El destino de cada cual se enloquece.
No debía hacer nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la boca de la mujer dormida ni intentar nada parecido.
El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo.
¿Tanta nieve cae? -En el pueblo vecino, los niños salen por las ventanas del piso superior de la escuela. Los más arriesgados se sumergen como si estuvieran nadando y cavan túneles.
Cuando uno ve el tazón, se olvida de los defectos del antiguo dueño. La vida de mi padre fue sólo una pequeña parte de la vida de un tazón de té.
De las caras de los muertos no deberían quedar testimonios.
El camino estaba congelado. La aldea estaba en silencio, inmóvil bajo el cielo estrellado. Komako alzó los faldones de su kimono y los acomodó en el obi. La luna parecía cortada a cuchillo contra el hielo espectralmente azul.
Si no te casas, las dos estaremos entre los muertos no llorados. - No sé qué significa eso. - Son los muertos que no dejan descendientes que los lloren.