Imágenes
Una suspensa y luminosa duda;
Xavier Villaurrutia
Oigo mi corazón latir sangrando y siempre y nunca igual. Sé por quién late así, pero no puedo decir por qué será
La musicalidad de la poesía mexicana es de una gran finura y es inútil buscar latitudes sinfónicas en ella, sino más bien música de cámara.
Amar es una angustia, una pregunta.
Todo en la noche vive una duda secreta: el silencio y el ruido, el tiempo y el lugar.
Amar es una angustia, una pregunta, una suspensa y luminosa duda; es un querer saber todo lo tuyo y a la vez un temor de al fin saberlo.
Todo lo que el deseo unta en mis labios: la dulzura soñada de un contacto, el sabido sabor de la saliva.
¡Qué prueba de la existencia habrá mayor que la suerte de estar viviendo sin verte y muriendo en tu presencia!
Amar es prolongar el breve instante de angustia, de ansiedad y de tormento en que, mientras espero, te presiento en la sombra suspenso y delirante.
Amar es no dormir cuando en mi lecho sueñas entre mis brazos que te ciñen.
La muerte toma siempre la forma de la alcoba que nos contiene.
Y a la vez un temor de al fin saberlo.
¡Qué luz de atardecer increíble, hecha del polvo más fino, llena de misteriosa tibieza, anuncia la aparición de la nieve!
Cuando la noche de humo, de polvo y de ceniza envuelve la ciudad, los hombres quedan suspensos un instante, porque ha nacido en ellos, con la noche, el deseo.
Es un querer saber todo lo tuyo.
Prisionero de ti, vivo buscándote en la sombría caverna de mi agonía.
Lo maravilloso no existe. Aquello que juzgamos maravilloso no es sino una forma aguda, evidente, deslumbradora, de lo real.
Piense usted en el tiempo que sustraemos al desarrollo de una idea, a la continuidad de un monólogo, a la visita de un recuerdo precioso, que, una vez interrumpidos, se escapan y se esconden en el desván de nuestra memoria para reaparecer quién sabe cuándo.
Silenciosamente apuro mi sed, mi sed no saciada, y la guardo congelada para un alivio futuro.
Y, más que por el goce y el delirio, amarte por la angustia y por la duda.
Si juntos nuestros labios desnudos como cuerpos, y nuestros cuerpos juntos como labios desnudos no formaran un cuerpo y una respiración, ¡no fuera amor el nuestro, no fuera nuestro amor!
Para oír brotar la sangre de mi corazón cerrado, ¿pondré la oreja en mi pecho como en el pulso la mano?