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Sólo el amor y el arte hacen tolerable la existencia.
William Somerset Maugham
Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida.
El valor del dinero es que con él podemos mandar a cualquiera al diablo. Es el sexto sentido que te permite disfrutar de los otros cinco.
Ningún dolor nos parece justo y las injusticias siempre disponen mal.
Sólo los estúpidos dejan que su diversión dependa del mundo exterior.
En ocasiones el exceso es estimulante. Evita que con la moderación se adquiera el mortal efecto de un hábito.
Cada producción de un artista debe ser la expresión de una aventura de su alma.
Acuérdate de esto: cumplir el deber no tiene más mérito que lavarse la cara. No basta cumplirlo, pues el deber se impone. La única cosa que vale es armarlo.
Si los placeres no son tan vivos las penas han perdido también mucha parte de su intensidad.
El dinero es como un sexto sentido; sin él no podríamos usar completamente los otros cinco.
La gente te pide críticas, pero en realidad sólo quiere halagos.
No hay ninguna mujer que valga nada para el hombre, a menos que el hombre esté enamorado de ella; en este caso, vale todo lo que cuesta.
Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento.
La edad de la mujer la da su cara; la del hombre, su ánimo.
No somos las mismas personas que el año pasado, tampoco lo son aquellos a los que amamos. Es extraordinario que, cambiando, podamos seguir amando a alguien que también cambió.
Si la gente sólo hablara cuando tuviera algo que decir, el ser humano perdería muy pronto el uso del lenguaje.
Los tres deberes fundamentales de la mujer son ser bonita, ir bien vestida y no contradecir.
Si el amor y el deber se encuentran, empieza el estado de gracia y se llega a una felicidad que es muy difícil imaginar.
No somos las mismas personas este año como lo fuimos el año pasado; ni tampoco aquellos a quienes amamos. Es una ocasiónfeliz si, cambiando, seguimos amando a una persona cambiada.
El amor más duradero es el amor no correspondido.
La mayoría de las personas abandonan sus vicios sólo cuando les causan molestias.
Si otro nos critica y no nos ofendemos, el criticón se desorienta.
Los proverbios y las máximas son el último refugio de los desamparados.
Sólo una persona imbécil rinde siempre al máximo de sus posibilidades.
La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas.
Para rezar a Dios con devoción no hace falta creer en Dios según los dogmas de ninguna religión.
En tiempos de hipocresía, cualquier sinceridad parece cinismo.
Hay una atmósfera de suspensión, como si todo lo que hay alrededor nuestro estuviese esperando que algo ocurriese.
El amor platónico es como un revolver que manejamos sin darnos cuenta de que, como está cargado, en cualquier momento puede dispararse.
Cada hombre tiene secretos que él mismo ignora.
Uno, con la edad, se libra del deseo de hacer las cosas como los demás y hace tranquilamente y sin miedo lo que le parece a él.
Si no quieres que te mientan, no preguntes.
A veces el viaje más largo es la distancia entre dos personas.
Para comer bien en Inglaterra es recomendable desayunar tres veces.
En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas: ley, opinión publica y conciencia.
Es muy duro ser caballero y escritor.
Tres clases hay de ignorantes: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
Un filósofo es un tipo que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto.
La lectura no da al hombre sabiduría; le da conocimientos.
No pienso en el pasado. La única cosa que importa es el presente eterno.