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Las palabras sin afectos, nunca llegarán a oídos de Dios.
William Shakespeare
Era siempre su voz suave, gentil, humilde; cosa excelente en una mujer.
Los amigos que tienes y cuya amistad la hayas puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero.
Hereje no es el que arde en la hoguera. Hereje es el que la enciende.
Fruslerías, vanas como el aire, le valen al celoso de argumentos tan sólidos como si fueran palabras de la Sagrada Escritura.
La belleza, sin necesidad de valedores, persuade por sí misma los ojos de los hombres.
El poder terrestre que más se aproxima a Dios, es la justicia templada por la clemencia.
La compasión es la virtud de los reyes.
Fuertes razones, hacen fuertes acciones.
La concisión es el alma del ingenio.
El poeta es un espía de Dios.
La miseria hace que un hombre entre en contacto con extraños compañeros de alcoba.
Algo huele a podrido en Dinamarca.
El traje denota muchas veces al hombre.
Ello es muy corriente: cuando los hombres se encuentran fuera de su casa, se encuentran muy contentos.
Los vicios del hombre son grabados en bronce y sus virtudes se escriben en el agua.
Ser o no ser; ésta es la cuestión: ¿es de más noble espíritusufrir las arremetidas y los dardos de la adversa fortuna, o, por el contrario, empuñar las armas contra un mar de adversidades, y terminar con ellas haciéndoles frente? Morir: dormir; nada más.
Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes.
¡Cuán desgraciados son aquellos que no tienen paciencia! ¿Qué herida se ha curado en el acto?
Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra pequeña vida termina durmiendo.
La autoridad tiene ladrones peligrosos, cuando los jueces roban entre ellos.
Muestra tu valor y envaina la espada.
Ahora es el momento de la noche en que los sepulcros, abiertas sus losas, dejan escapar sus espíritus, que se deslizan por las sendas del cementerio.
Nunca hay pecado en seguir la propia vocación.
No es bastante levantar al débil; es necesario aún sostenerle después.
Las maldiciones no van nunca más allá de los labios que las profieren.
¡Oh amor poderoso¡ Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.
No, no aparta a dos almas amadoras adverso caso ni cruel porfía: nunca mengua el amor ni se desvía, y es uno y sin mudanza a todas horas.
Tú has corrompido traidoramente a la juventud de este reino abriendo una escuela de primeras letras.
¿Querríais más bien que viviera César y moriresclavos todos, que ver morir a César y vivir todos como hombres libres?
Los hombres mueren de cuando en cuando y los gusanos se los comen, pero no es de amor de lo que fallecen.
Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios.
Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.
Ser o no ser; ésa es la cuestión.
En las cosas humanas hay una marea que si se toma a tiempo conduce a la fortuna; para quien la deja pasar, el viaje de la vida se pierde en bajíos y desdichas.
Con todo esto y a decir verdad, en nuestros días, razón y amor no hacen buenas migas.
No ha habido todavía un filósofo que haya sufrido pacientemente un dolor de muelas.
La carrera del pródigo se parece a la del sol; pero no se renueva como la de éste.
¡Con qué autoridad y apariencia de verdad puede encubrirse arteramente el pecado!
El hombre viejo es niño dos veces.