Imágenes
Tú eres la noche y la eternidad.
William Heinesen
Dentro de mil años, sí, dentro de millones de años te diré: ¿sabes donde estás? Estás en mi corazón.
Entonces un suspiro recorrió la creación y el pez volvió a sus aguas y los animales a sus prados y los muertos a sus cuevas en las tinieblas.
Quieres que me marchite. ¡Y tengo tantas ganas de vivir y florecer!
Soy la marea eterna de noche y día en tus ojos que la luz creó y que volvió a crear la luz y le dio contenido.
¡Ay madre! Cuando estemos satisfechos de comer, de hablar, de reírnos y maravillarnos, nos vamos cada uno a lo nuestro: yo a mi cama, donde distraído abro la esclusa intemporal del sueño, tú a tu tumba, donde susurra la hierba familiarmente con su voz de tiniebla y eternidad.
El esturión no encontró nunca refugio más bello para sus crías que las sanas entrañas de ella.
Me desesperaría si no existieses y no me estuvieses esperando aquí con el ansioso aliento de tus fugaces flores.
Conozco un país donde el día invernal sobre el mar es como el crepúsculo entre viejas tumbas.
¡Sí! Te contestaré con alegría desde los intemporales campos celestes por donde camino: Estoy en tu corazón, y ¡qué feliz soy!