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Nunca pierdas el tiempo lamentando errores. Basta con que no los olvides.
William Faulkner
Algunas personas son amables sólo porque no se atreven a ser de otra manera.
Este es un país libre. La gente tiene derecho a enviarme cartas, y tengo derecho a no leerlas.
Se puede confiar en las malas personas, no cambian jamás.
Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben.
Tal vez la única cosa peor que tener que dar gratitud constantemente es tener que aceptarla.
El pasado no está pasado.
Quizás tuvieron razón en colocar el amor en los libros... Quizás no podía existir en ningún otro lugar.
Un artista es una criatura impulsada por demonios.
Para ser grande hace falta un 99 por 100 de talento, un 99 por 100 de disciplina y un 99 por 100 de trabajo.
En mi opinión, los hechos no tienen nada que ver con La Verdad.
Los relojes matan el tiempo. El tiempo está muerto siempre que esté siendo marcado por las pequeñas ruedas; sólo cuando el reloj se detiene el tiempo viene a la vida.
Entre el dolor y la nada escogería el dolor.
No fue hasta el Premio Nobel cuando realmente me tuvieron en cuenta. No podían entender mis libros, pero pudieron entender los 30.000 dólares.
Una de las cosas más tristes es que lo único que un hombre puede hacer durante ocho horas, día tras día, es trabajar. No se puede comer ocho horas, ni beber ocho horas diarias, ni hacer el amor ocho horas... lo único que se puede hacer durante ocho horas es trabajar. Y esa es la razón de que el hombre se haga tan desdichado e infeliz a sí mismo y a todos los demás.
Las mujeres no son más que órganos genitales articulados y dotados de la facultad de gastar todo el dinero del hombre.
Hombre pobre, humanidad pobre.
Para ser grande hace falta un noventa y nueve por ciento de talento, un noventa y nueve por ciento de disciplina y un noventa y nueve por ciento de trabajo.
Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr.
Aquello que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia.
Un escritor necesita tres cosas: la experiencia, la observación y la imaginación, dos de las cuales, a veces una de las cuales, puede suplantar la falta de las demás.
Si tuviera la posibilidad de elegir entre la experiencia del dolor y la nada, elegiría el dolor.
Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha.
La vida es un camino sin retorno.
Si me fuera a reencarnar, quisiera volver al mundo como un buitre: nadie lo odia, ni lo envidia, ni lo desea, ni lo necesita; jamás lo molestan y nunca está en peligro; además, le mete el diente a cualquier cosa.
Lo más triste es que la única cosa que se puede hacer durante ocho horas al día es trabajar.
Él que sobre todas las cosas amaba la muerte, y que quizá sólo amaba a la muerte, amó y vivió con deliberada y pervertida curiosidad, tal y como ama un enamorado que deliberadamente se reprime ante el prodigioso cuerpo complaciente, dispuesto y tierno de su amada, hasta que no puede soportarlo y entonces se lanza, se arroja, renunciando a todo, ahogándose.
Lo más triste del amor, Joe, no es que no dura para siempre, sino que incluso el desamor se olvida pronto.
Se diría que el hombre puede soportarlo todo. Incluso lo que no ha hecho. Incluso la idea de que no puede soportar más.
Lo más triste del amor es que no sólo no puede durar para siempre, sino que las desesperaciones que causa son también olvidadas pronto.
El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado.
Leer, leer, leer todo, clásicos, desconocidos, buenos, malos, ver cómo escriben, leer y absorberlo. Luego escriba. Si es bueno lo conservas, sino lo tiras por la ventana.
No te molestes en ser mejor que tus contemporáneos o tus predecesores, intenta ser mejor que tú mismo.
Vivir en cualquier parte del mundo hoy y estar contra la igualdad por motivo de raza o de color es como vivir en Alaska y estar contra la nieve.
La sabiduría suprema era tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen.
Inteligencia es el poder de aceptar el entorno.
Debemos ser libres no porque reclamamos la libertad sino porque la practicamos.
No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena.
Un escritor es intrínsecamente incapaz de decir la verdad; por eso llamamos ficción a lo que escribe.
Es la función de todo comandante aquella de hacerse odiar por sus soldados, para que cuando acometan una orden en batalla la ejecuten con todo ese odio que reservan para ti, el odio extremo que les lleva a matar... Pero nunca pude imaginar que se pudiera llegar a odiar tanto, tanto odio, que se negaran a obedecer las órdenes de un superior; no se puede odiar tanto, no es posible.