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No había anormales cuando la homosexualidad era la norma.
Will Rogers
Cuando amamos, el amor es demasiado grande para caber entero en nosotros; irradia hacia la persona amada, encuentra en ella una superficie que lo detiene, lo obliga a regresar hacia su punto de partida y este rebote de nuestro propio cariño es lo que llamamos los sentimientos del otro y que nos fascina mas que en el viaje de ida, porque no reconocemos que procede de nosotros.
Es fácil ser humorista cuando tienes a todo el gobierno trabajando para ti.
Todos estamos aquí por casualidad; ríe todo lo que puedas.
La felicidad, en el amor, es un estado anormal, capaz de dar inmediatamente al accidente en apariencia mas sencillo y que siempre puede suceder, una gravedad que nunca podría comportar por si mismo. Lo que nos hace tan felices es la presencia en el corazón de algo inestable, que nos las arreglamos para mantener perpetuamente y de lo que no nos damos cuenta mientras no esta desplazado.
Yo no hago chistes. Simplemente observo al gobierno y cuento los hechos.
Es grande ser grande, pero es mayor ser humano.
No se puede decir que la civilización no avance, en cada guerra pueden matarte de una manera distinta.
Hay solamente una cosa que puede matar a las películas, y es educación.
No hay melancolía sin memoria ni memoria sin melancolía.
Vive tu vida de modo que siempre que pierdas, sigas adelante.
Entre dos amantes, la prueba de que uno ama demasiado dispensa para siempre, a quien la recibe, de amar lo suficiente.
La forma más rápida de doblar tu dinero es plegar los billetes y metértelos de nuevo en el bolsillo.
Todo resulta muy cómico, con tal que le suceda a otro.
La mayoría de las veces que se lee sobre la política, has de admitir que cada partido es mejor que el otro.
No hago bromas. Apenas miro el gobierno y divulgo los hechos.
El arte verdadero sólo tiene que lanzar proclamas y llevarse a cabo en el silencio.
Solo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente.
Es terrible tener la vida de otra persona atada a la propia como una bomba que sostuviéramos sin poderla soltar a menos de cometer un crimen.
El terrible engaño del amor consiste en que empieza haciéndonos jugar, no con una mujer del mundo exterior, sino con una muñeca interior a nuestro cerebro.
Sin embargo, no puede decirse que la civilización no progrese, pues en cada guerra le matan a uno de una nueva forma.
Todo el mundo es ignorante, sólo que en materias distintas.
El amor proyecta un delicioso espejismo que envuelve tan entera y únicamente a la persona de la que estamos enamorados, que la tontería que comete un hombre al casarse con una cocinera o con la amante de su mejor amigo es en general el único acto poético que cumple en el curso de su existencia.
El amor, tanto en la ansiedad dolorosa como en el deseo feliz, es la exigencia de un todo. Únicamente nace y subsiste si queda una parte por conquistar. Solo se ama lo que no se posee por entero.
La publicidad es el arte de convencer a gente para que gaste el dinero que no tiene en cosas que no necesita.
Un niño prodigio es alguien que sabe tanto de niño como de mayor.
Si los anunciantes se gastaran la misma cantidad de dinero en mejorar sus productos de lo que se gastan en anunciarlos, ni siquiera necesitarían anunciarlos.
Al estar enamorados de una mujer, simplemente proyectamos en ella un estado de nuestra mente; por consiguiente, lo importante no es el valor de la mujer, sino la profundidad del estado.
Los recuerdos comunes son a veces los más pacíficos.
El impuesto sobre la renta ha generado mayor número de mentirosos en el pueblo americano que el golf.
Demos gracias a los hombres y a las mujeres que nos hacen felices, ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer a nuestros espíritus.
Todo está cambiando. La gente se toma en serio a los humoristas y a los políticos como una broma.