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El hombre es el mejor equipo que podemos poner a bordo de una nave espacial.
Wernher von Braun
Con cada nueva respuesta desplegada, la ciencia ha descubierto al menos tres nuevas preguntas.
Las leyes naturales del universo son tan precisas que no se nos hace difícil construir una nave espacial para volar a la Luna, y podemos medir el tiempo del vuelo con la precisión de una fracción de segundo. Estas leyes tienen que haber sido establecidas por alguien.
Se me hace tan difícil comprender al científico que no reconoce la presencia de una racionalidad superior detrás de la existencia del universo, como comprender al teólogo que quisiera negar los adelantos de la ciencia.
El dominio del espacio por el hombre es la mayor aventura y la más inspiradora empresa.
Investigación es lo que hago cuando no sé lo que estoy haciendo.
Los vuelos espaciales tripulados son un logro asombroso. Pero hasta ahora esto nos ha abierto solo una pequeñísima puerta para ver los alcances imponentes del espacio. La vista que obtenemos a través de esta ranura de los vastos misterios del universo solo confirma nuestra creencia en su Creador.
Siempre use la palabra imposible con la mayor cautela.
Nuestros dos principales problemas son la gravedad y el papeleo. Podemos derrotar la gravedad, pero a veces el papeleo es abrumador.
La ciencia no tiene una dimensión moral. Es como un cuchillo. Si se lo dan a un cirujano o a un asesino, cada uno de ellos lo utilizará de manera diferente.
Yo creo en un alma inmortal. La ciencia ha demostrado que nada se desintegra en la nada. La vida y el alma, por lo tanto, no puede desintegrarse en la nada, y por lo tanto son inmortales.
Es mi trabajo no estar nunca satisfecho.
El universo es hostil sólo cuando usted no conoce sus leyes. Para aquellos que las conocen y obedecen, el universo es amigable.
Cuando lo creas todo perdido, no olvides que aún te queda el futuro, tu cerebro, tu voluntad y dos manos para cambiar tu destino.
El complejo de inteligencia militar, industrial y de laboratorios, usaría la guerra fría, luego las naciones problemáticas, después el terrorismo global, hasta llegar a la última carta del triunfo: Una falsa amenaza extraterrestre.