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La diferencia de religiones alimenta más peleas que las diferencias en política.
Wendell Phillips
Lo que es fanatismo hoy será el credo de moda mañana, y tan trivial como la tabla de multiplicación de la semana siguiente.
Al fin cada cual encuentra su Waterloo.
Las convulsiones políticas, como los levantamientos geológicos anuncian nuevas épocas de progreso mundial.
Las exigencias crean la habilidad necesaria para cumplirlas y conquistarlas.
Como decían los griegos: Muchos saben echar piropos, y muy pocos rendir alabanzas.
Sólo las corrientes líquidas del pensamiento mueven al hombre y al mundo.
Uno al lado de Dios es mayoría.
El aburrimiento, después de todo, es una forma de crítica.
La verdad es siempre una y absoluta; la opinión es una verdad filtrada a través del temperamento, de los ímpetus y de la disposición de ánimo del espectador.
Las revoluciones no son traídas por nadie; vienen ellas. La revolución es un desarrollo tan natural como el de un roble. Nos llega de nuestro pasado histórico; tiene sus cimientos en una antigüedad muy remota.
La agitación es la atmósfera de los cerebros.
El puritano no se detiene a pensar; él reconoce a Dios en su alma, y actúa.
El cristianismo es una batalla, no un sueño.
La aristocracia es siempre cruel.
Las revoluciones nunca retroceden.
La deuda es la enfermedad fatal de las repúblicas, la primera cosa y la más poderosa para minar gobiernos y para corromper a la gente.
La insurrección del pensamiento precede siempre a la insurrección de las armas.
Las revoluciones no se hacen: llegan.
La responsabilidad educa.
Los gobiernos se instituyen para proteger los derechos de las minorías. Los favoritos y los ricos no necesitan protección; tienen muchos amigos y pocos enemigos.
La mejor educación del mundo es la conseguida luchando por la vida.
Mi consejo a un hombre joven que busca fama inmortal sería el atarse a una causa impopular y dedicar su vida a ella.