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Las pequeñas mentes están domesticadas y subyugadas por la desgracia, en cambio las grandes se sobreponen a ella.
Washington Irving
Había una elocuencia en el entusiasmo verdadero que no se ponía en duda.
Cuando una persona le dice a otra que se ve muy joven, debe tener la certeza de que se está envejeciendo.
Una lengua afilada es la única herramienta que se aguza con el constante uso.
Por mi parte he viajado lo suficiente por España como para haber llegado a la conclusión de que, después de todo, una cama no es un artículo de indispensable necesidad.
El omnipotente dinero, ese objeto mundial de devoción.
Creen en toda clase de cosas maravillosas, están sujetos a éxtasis y visiones, frecuentemente observan extrañas ocurrencias, oyen melodías y voces del aire.
Un padre puede darle la espalda a su hijo, hermanos y hermanas pueden convertirse en inveterados enemigos, los maridos pueden abandonar a sus esposas, pero el amor de una madre dura para siempre.
Hay en las mudanzas cierto alivio, aunque las mudanzas sean de malo en peor.
He dormido perfectamente en la cama que, puedo afirmar, ha sido inventada exclusivamente para mí.
El corazón es una fuente de alegría que regala sonrisas a todo lo que hay en sus proximidades.
Las lágrimas transmiten con mayor elocuencia que mil estrofas juntas, un mensaje de dolor indecible, de profundo arrepentimiento o de amor inefable.
La vida entera de una mujer es la historia de sus afectos.
El matrimonio es el tormento de uno, la felicidad de dos, los conflictos y la ememistad de tres.
Una lengua incisiva es el único instrumento conrtante que se afila con el uso constante.
El amor jamás se pierde, si no es correspondido, retornará, suavizará y purificará el corazón.
Navidad es la temporada para encender el fuego de la hospitalidad en la sala, la llama genial de la caridad en el corazón.
Las grandes mentes tienen objetivos, las demás deseos.
El ídolo de hoy arrincona al héroe de ayer, y a la vez lo reemplaza por el héroe del mañana.
Hay dos clases de gente para quienes la vida es una fiesta continua: los muy ricos y los muy pobres. Unos, porque no carecen de nada; los otros, porque no tienen nada que hacer.
Una palabra suave puede golpear rudamente.
La edad es cuestión de sentimiento, no de años.
Hay algo sagrado en las lágrimas. No son señal de debilidad sino de poder. Son las mensajeras de una pena abrumadora y de un amor indescriptible.
Lo cierto es que el lugar continúa todavía bajo la influencia de alguna fuerza mágica, que domina las mentes de todos los habitantes, obligándolos a obrar como si se encontraran en una continua ensoñación.
Una de las mayores y más simples herramientas para aprender más es hacer cada día más.