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Aunque no sea más que por el mísero afán de descansar, debéis trabajar.
Wallace Stevens
Confía en los demás, pero no te fies más que de ti.
Generalmente la experiencia se atribuye a las personas de cierta edad y, lo que es peor, se la atribuyen ellas mismas.
Procura hacerte digno de todos los favores, pero no aceptes ninguno.
En cuanto el hombre abandona la envidia empieza a prepararse para entrar en el camino de la dicha.
Lo más desolador, lo único verdaderamente desolador que hay en este mundo es tener que exclamar: ¡Ya es tarde!.
Los que se desaniman ante un fracaso es porque ya tienen todo lo que pueden.
El trabajo es la ley de la felicidad.
La desesperación es ya en sí una especie de suicidio.
Reduce tus propósitos y amplia tus acciones.
Es la creencia y no el dios lo que importa.
La mayoría de hombres ricos viven en constante inquietud por no saber sacar de la riqueza nada más que indigestiones.
La condición esencialísima para ser optimista, es tener una absoluta confianza en sí mismo.
El que se deja llevar por el ímpetu del arrebato será siempre un juguete de sus pasiones y un esclavo del primero que sepa observarle.
La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas sus respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas.
El dinero es una clase de poesía.
El buen humor es un deber que tenemos para con el prójimo.