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Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.
Voltaire
La amistad es el matrimonio del alma y este matrimonio está sujeto al divorcio.
Este mundo es una guerra en la que vence el que se ríe de los otros.
La religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio.
¡Cuán pesado resulta un nombre que se ha hecho famoso demasiado pronto!
Esta vida es una lucha permanente, y la filosofía es el único emplasto que podemos aplicar a las heridas que de todas partes recibimos.
Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí.
El mejor medio de causar hastío es el decir cuanto se sabe.
Un hombre ingenioso y de buen juicio decía un día de un grave doctor: Este tal no puede dejar de ser un solemne ignorante, pues contesta a todo cuanto se le pregunta.
La teología me divierte: la locura del espíritu humano se muestra allí en toda su plenitud.
El que no posee el espíritu de su época, posee todas sus miserias.
Dudar vale más que estar seguro.
No hay hombre más digno de estimación que el médico que, habiendo estudiado la naturaleza desde su juventud, conoce las propiedades del cuerpo humano, las enfermedades que le atacan y los remedios que pueden beneficiarle y que ejerce su arte.
La historia se nutre tanto de los testimonios de los reyes como de los de sus ayudas de cámara.
Soy muy amante de la verdad, pero de ningún modo del martirio.
A engañarnos en nuestros propósitos: a esto es a lo que estamos todos sujetos. Por la mañana hacemos proyectos; luego, a lo largo del día, no hacemos más que tonterías.
En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.
Es la manía de sostener que todo va bien, cuando todo va mal.
La belleza complace a los ojos; la dulzura encadena el alma.
La oportunidad de hacer mal se presenta cien veces cada día, y la de hacer bien sólo una vez en un año.
Hasta el día de hoy no he conocido a nadie que no haya gobernado algún Estado. No hablo desde luego de los señores ministros, que gobiernan unos dos o tres años; hablo de todos los demás hombres que, a la hora de cenar o en su gabinete, exponen su sistema de gobierno y reforman los ejércitos, la Iglesia, la magistratura y las finanzas.
Los prejuicios son la razón de los tontos.
Cambiad de placeres, pero no cambies de amigos.
Dios está siempre del lado de los batallones más fuertes.
Ama la verdad, pero perdona el error.
Todas las grandezas de este mundo no valen lo que un solo amigo.
Cualquier género es bueno, salvo el género de lo enfadoso.
El placer da lo que la sabiduría promete.
Este hombre debe ser un gran ignorante, pues a todo lo que se le pregunta da una contestación.
Hay momentos en la vida cuyo recuerdo es suficiente para borrar años de sufrimiento.
La gente busca la felicidad como un borracho busca su casa, sabe que existe pero no la encuentra.
Me satisface creer que hay muchas cosas posibles en las que no se piensa.
El que brilla en una segunda fila se eclipsa en la primera.
En cierta ocasión hubo que escoger rey entre los árboles. El olivo no quiso abandonar el cuidado de su aceite, ni la higuera el de sus higos, ni la viña el de su vino, ni los otros árboles el de sus respectivos frutos; el cardo, que no servía para nada, se convirtió en rey, porque tenía espinas y podía hacer daño.
No hay guerrero, por bien armado que esté, al que no pueda encontrársele el lado flaco.
Bajo ninguna tiranía desearía vivir, pero puestos a escoger detestaría menos la de uno solo que la de muchos: un déspota tiene siempre algún momento bueno; una asamblea de déspotas no lo tiene jamás.
Voluntad es deseo, y libertad es poder.
La gravedad mantenida constantemente no es más que la máscara de la mediocridad.
Trabajemos sin teorizar; es la única manera de hacer soportable la vida.
No puedes desear lo que no conoces.