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Durante las largas y tristes horas de su prisión, había empleado el tiempo en redactar un extenso diario, en donde contaba todo lo que sabía de su lamentable historia...
Vizconde de Ponson du Terrail
El hombre reina y la mujer gobierna.
Pero una aventura amorosa vino a destruir en un momento todas estas buenas disposiciones.
Nada más gracioso ni más poético que aquella linda habitación perdida en un océano de verdura.
Mis sufrimientos, la ruda vida que había llevado, y el contacto durante cinco años con los seres depravados y envilecidos que me rodeaban; no habían podido degradar mi carácter ni destruir mi distinción natural.
Os he llorado, prosiguió, y durante muchos meses, he rehusado hasta oír hablar de otra unión, pues quería vivir y morir llevando el duelo de mi primer amor.
Quería a toda costa volver a ver, no ya a lady Evelina, sino al fruto de nuestros amores... Al hijo a quien yo idolatraba... A ti en fin.
Difícil, lo concedo, pero no imposible, replicó Marmouset. Mañana iré a ver al sucesor de Mr. Simouns, y, como dice Shoking, con el dinero se pueden hacer muchas cosas.
¡Ya lo creo! Dijo Shoking, y en la libre Inglaterra se hace con dinero todo lo que se quiere.