Imágenes
Hay tantas mujeres bellas, pero no hay perfectas.
Victor Hugo
Ser ciego y ser amado, es, en este mundo en que nada hay completo, una de las formas más extrañamente perfectas de la felicidad.
En todo pueblo existe una antorcha, el maestro; y un extintor, el párroco.
La indigestión es la encargada de Dios de predicar la moral al estómago.
Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas.
Todo número es cero ante el infinito.
Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.
La mirada del espíritu no puede en parte alguna encontrar más resplandores ni más tinieblas, que en el hombre; no puede detenerse sobre cosa alguna ni más temible, ni más complicada, ni más misteriosa, ni más ilimitada. Hay un espectáculo más grandioso que el cielo, y éste es el interior de un alma.
La felicidad suprema en la vida es tener la convicción de que nos aman por lo que somos, o mejor dicho, a pesar de lo que somos.
El pensamiento no es más que un soplo, pero este soplo revuelve al mundo.
La sociedad empieza por cantar lo que sueña, después refiere lo que hace, y al fin describe lo que piensa.
La fuerza más fuerte de todas es un corazón inocente.
Se ve ya sepultado entre dos infinitos, el océano y el cielo; uno es su tumba; otro su mortaja.
Hay gentes que emprenden la critica del Himalaya piedra a piedra.
El genio en la tierra es Dios que se da. Cada vez que aparece una obra maestra, es una distribución de la Divinidad que se hace a los hombres. La obra maestra es una especie de milagro.
Los reyes son para aquellas naciones que están en pañales.
El sacerdote debe permanecer al lado de los pobres. Pero, ¿cómo podría estar sin cesar, día y noche, en contacto con todas las miserias, infortunios e indigencias, sin llevar sobre sí mismo algo de esa santamiseria, como el polvo del trabajo? En el sacerdote, la primera prueba de su caridad es la pobreza.
Una mano, que le pareció enorme, acababa de coger el asa y lo levantaba vigorosamente. Cosette, sin soltarlo, alzó la cabeza y vio una gran forma negra, derecha y alta, que caminaba a su lado en la oscuridad. Era un hombre que había llegado detrás de ella sin que lo viera. Hay instintos para todos los encuentros de la vida. La niña no tuvo miedo.
La belleza es la frente, el amor, la corona.
El amor casto engrandece a las almas.
La juventud es la estación de las soldaduras rápidas y de las cicatrices leves.
Para el héroe, para el soldado, para el hombre de los hechos materiales, todo termina bajo un montón de seis pies de tierra. Para el hombre espiritual ahí es donde verdaderamente comienza todo.
Cuando se aproximan dos bocas consagradas por el amor, es imposible que por encima de este beso inefable, no se produzca un estremecimiento en el inmenso misterio de las estrellas.
Amigo, oculta tu vida y propaga tu espíritu.
El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
El deber tiene una gran similitud con la felicidad de los demás.
La conciencia es la presencia de Dios en el hombre.
El amor es lo único que puede ocupar y llenar a la eternidad.
Inspiración y genio son casi la misma cosa.
Hay instintos para todos los encuentros de la vida. La niña no tuvo miedo.
El microscopio empieza donde el telescopio termina.
Las montañas siempre han hecho la guerra a las llanuras.
A la verdad y a la libertad les es común esta excelente prerrogativa: todo lo que se hace por ellas o contra ellas es en su provecho.
¿Popularidad? Eso es la gloria en centavos.
¿Qué es la conciencia? La brújula de lo desconocido.
El pensamiento es más que un derecho, es el aliento mismo del hombre.
La conciencia es el caos donde se agitan las quimeras, los apetitos y los intentos, el horno de los sueños, el antro de los pensamientos vergonzosos, el pandemónium de los sofismas y el campo de batalla de las pasiones.
El infierno está todo en esta palabra: soledad.
Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad.
Los ojos no pueden ver bien a Dios, sino a través de lágrimas.