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Las mujeres juegan con su belleza como los niños con un cuchillo, y se lastiman.
Victor Hugo
Es cierto que una de las vertientes de la virtud lleva el orgullo. Hay entre los dos puntos un puente construido por el diablo.
La felicidad es algo indeseable. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres.
El recuerdo es vecino del remordimiento.
Quien castiga a un inocente, forma un nuevo criminal.
Toda boca de sabio que cumplimenta a otro sabio es un vaso de hiel enmelada.
El matrimonio, como los injertos, prende bien o prende mal.
Prefiero que me silben por un buen verso, que me aplaudan por uno malo.
Tan corta como es la vida, aún la acortamos más por el insensato desperdicio del tiempo.
La verdad es como el sol. Lo hace ver todo y no se deja mirar.
No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo.
Ser bueno es fácil; lo difícil es ser justo.
Nadie visita los sótanos de un edificio después que ha recorrido las salas, y el que come la fruta del árbol no se acuerda de sus raíces.
¿Era posible que Napoleón ganara esta batalla? No. ¿A causa de Wellington? No, a causa de Dios.
Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen.
La mar es la inexorable noche social en que la penalidad arroja a sus condenados. La mar es la inmensa miseria. El alma, naufragando en este abismo, puede convertirse en un cadáver. ¿Quién lo resucitará?
El amor es un ardiente olvido de todo.
Un poeta es un mundo encerrado en un hombre.
Es preciso que se encierre algo inútil en la felicidad. La felicidad es algo más que lo necesario.
El trabajo endulza siempre la vida, pero los dulces no le gustan a todo el mundo.
En el surco del arado entierra el hombre sus vicios.
La mayoría de los hombres no carecen de fuerza, sino de constancia.
Los cuarenta son la edad madura de la juventud; los cincuenta la juventud de la edad madura.
El hombre que no medita vive en la ceguera, el que medita vive en la oscuridad reducida toda nuestra ciencia, la experiencia va a tientas, la observación está a la mira y las suposiciones van de aquí para allá.
Una niña sin muñeca es casi tan desgraciada y carente de sentido como una mujer sin hijos.
Visitaba a los pobres mientras tenía dinero, y cuando éste se le acababa, visitaba a los ricos.
El corazón y el espíritu son los dos platillos de una balanza. Sumid el espíritu en el estudio y vuestro corazón se elevará al cielo.
No hay nada más peligroso que la interrupción del trabajo, porque es una costumbre que se pierde.
La prensa es el dedo indicador de la ruta del progreso.
Hase querido hacer equivocadamente de la burguesía una clase. La burguesía es, sencillamente, la porción satisfecha del pueblo. El burgués es el hombre que puede ya sentarse a descansar. Una silla no es una casta.
Sólo viven aquellos que luchan.
Los príncipes gobiernan todas las cosas, salvo el viento.
Hay hombres que tienen de alma nada más que lo bastante para preservar a su cuerpo de descomposición.
Lo inaccesible junto a lo impenetrable, lo impenetrable unido a lo inexplicable, lo inexplicable a par de lo inconmensurable; esto es el cielo.
Es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los incautos.
Quien me insulta siempre, no me ofende jamás.
El fin del arte es casi divino: resucitar, si hace historia; crear si hace poesía.
Pensó que fortalecer su inteligencia era fortalecer su odio; porque en ciertos casos la instrucción y la luz pueden servir de auxiliares al mal.
Ningún ejército puede detener una idea a la que le ha llegado su momento.
Quiérese algo de superfluo en la felicidad, y la felicidad es apenas lo necesario.