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La libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración; en la política, el derecho.
Victor Hugo
La verdad moral es la estrella sin la que el alma humana no es más que una noche.
Todo hombre es discípulo de alguna palabra profunda.
Seré Chateaubriand o no seré nada.
La existencia es un manjar que sólo gusta por la salsa con que se adereza.
En el hombre hay una serpiente: el intestino, que tienta, traiciona y castiga.
El amor abre el paréntesis, el matrimonio lo cierra.
Juzgaríamos con mucha más certeza a un hombre por lo que sueña que por lo que piensa.
El cuerpo humano no es más que apariencia, y esconde nuestra realidad. La realidad es el alma.
La primera justicia es la conciencia.
El sueño del héroe, es ser grande en todas partes y pequeño al lado de su padre.
Dios es la evidencia invisible.
Viajar es nacer y morir a cada paso.
Una revolución es la larva de una civilización.
La primera obligación de la igualdad es la equidad.
¿Qué es un envidioso? Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta.
En los tiempos primitivos, cuando el hombre se despierta en un mundo que acaba de nacer, la poesía se despierta con él.
La insurreción es el acceso de furor de la verdad. A veces insurrección es resurreción.
Lo que bien se piensa, bien se expresa.
Todo en el genio tiene su razón de ser. Es porque es. Su nombre es el reverso de su luz. Su fuego es una consecuencia de su llama. Su precipicio es la condición de su altura.
A las brutalidades del progreso llámanselas revoluciones. Cuando han terminado se reconoce que el género humano ha sido zarandeado, pero ha avanzado.
Amigos míos, retened esto: No hay ni malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores.
La conciencia es la línea recta; la vida es el torbellino. Este torbellino tan pronto lanza sobre la cabeza del hombre la negrura del caos como hace brillar sobre ella un cielo azul.
Intentar, desafiar, persistir, perseverar, ser fiel a sí mismo, pelear a brazo partido con el destino, dejar asombrada a la catástrofe cuando ve qué poco miedo nos da, ora enfrentarse al poder injusto y ora rebelarse contra la victoria ebria, resistir, plantar cara: ése es el ejemplo que necesitan los pueblos y la luz que los electriza.
Nada importa morir, pero no vivir es horrible.
Cuando el niño destroza su juguete, parece que anda buscándole el alma.
La felicidad suprema de la vida es la convicción de que somos amados.
No ver a las personas es cosa que permite suponer en ellas todas las perfecciones.
El genio es un ajustamiento promontorio del infinito.
Algunos pensamientos son como oraciones. En ciertos momentos, cualquiera que sea la postura del cuerpo, el alma está de rodillas.
Entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo consiente, hay cierta solidaridad vergonzosa.
Hay abismos buenos; son aquellos en que se hunde el mal.
El secreto de los grandes corazones se encierra en una palabra: Perseverar.
El ateo es un mal conductor del género humano.
Todas las situaciones críticas tienen un relámpago que nos ciega o nos ilumina.
¡Instante fúnebre aquel en que la sociedad se aleja y consuma el irreparable abandono de un ser pensante!
La instrucción primaria obligatoria es el derecho del niño.
El hipócrita es un hermafrodita espantoso del mal.
El hombre tiene el amor por ala, y el deseo por yugo.
La mujer que quiera ser virtuosa no debe tener piedad de sus manos.