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Destruid la caverna Ignorancia, y destruiréis al topo Crimen.
Victor Hugo
El que niega el progreso es un impío; el que niega el progreso niega la providencia, pues providencia y progreso son la misma cosa, y el progreso no es más que uno de los nombres humanos del Dios Eterno.
La virtud es un libro austero y triunfante en que todo padre debe hacer deletrear a su hijo.
Una casa sin hijos es una colmena sin abejas.
Dios no podría añadir a la felicidad de los amantes otra cosa que la eternidad de su amor.
El trabajo endulza la vida en todo tiempo; mas no a todos les gustan los dulces.
La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo.
El pudor es la epidermis del alma.
Todo poder es deber.
¡Cuán poco tiempo basta para cambiar todo! ¡Naturaleza de serena frente, cómo sembráis en todo el olvido!
La santaley de Jesucristo gobierna nuestra civilización; pero no la penetra todavía. Se dice que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea, y es un error. Existe todavía; sólo que no pesa ya sino sobre la mujer, y se llama prostitución.
A las mujeres les gusta sobre todo salvar a quien las pierde.
Los animales son de Dios. La bestialidad es humana.
La aceptación de la opresión por parte del oprimido acaba por ser complicidad; la cobardía es un consentimiento; existe solidaridad y participación vergonzosa entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo deja hacer.
El hombre honrado procura hacerse útil; el intrigante, hacerse necesario.
El infierno en donde estés será mi paraíso, pues tu presencia es encantadora.
Los hombres buenos no están exentos de un pensamientoegoísta; y así en algunos momentos Jean Valjean pensaba, con una especie de júbilo, que Cosette sería fea.
Cuando se castiga a un inocente nace un malvado.
Creer no constituye más que el segundo poder; querer es el primero. Las montañas proverbiales que la fe mueve no son nada al lado de lo que hace la voluntad.
Yo estoy al lado de la religión en contra de las religiones.
El egoísmo social es un comienzo de sepulcro.
El amor es una parte del alma misma, es de la misma naturaleza que ella, es una chispa divina; como ella, es incorruptible, indivisible, imperecedero. Es una partícula de fuego que está en nosotros, que es inmortal a infinita, a la cual nada puede limitar, ni amortiguar.
Cuanto mayor es el conocimiento de un hombre, mayor ha de ser su fe; y cuanto más se acerca a Dios, más clara es su visión de Dios.
No olvidemos jamás que lo bueno no se alcanza nunca sino por medio de lo mejor.
Entre dos, la vida es posible; uno solo no puede arrastrarla.
La fidelidad de muchos hombres se basa en la pereza, la fidelidad de muchas mujeres en la costumbre.
¡Cosa extraña! el primer síntoma del verdadero amor en un muchacho es la timidez; en una joven es la audacia.
El amor es igual que un árbol; se inclina por su propio peso, arraiga profundamente en todo nuestro ser y a veces sigue verdeciendo en las minas de un corazón.
La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.
¿Sabe cuál es mi enfermedad? La utopía. ¿Sabe cuál es la suya? La rutina. La utopía es el porvenir que se esfuerza en nacer. La rutina es el pasado que se obstina en seguir viviendo.
Las personas mediocres se detienen ante obstáculos aparentes; las de temperamento fuerte, no. Morir, para ellas, no es más que un algo posible; conquistar, por el contrario, es una seguridad.
La tolerancia es la mejor religión.
No, teniendo amor no se pierde la luz. No hay ceguera donde hay amor.
El arte, en sí mismo, no camina hacia adelante ni hacia atrás.
La popularidad es la gloria en calderilla.
Ser discutido, es ser percibido.
Es cosa fácil ser bueno, lo difícil es ser justo.
Si alguien quiere saber cómo educar bien y perfectamente a los niños, debe preguntárselo a los que no los tienen.
Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha.
La arquitectura es el gran libro de la humanidad.