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Nada hay que ocupe y ate más el corazón que el amor. Por eso, cuando no dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más honda de las ruinas.
Umberto Eco
A menudo la risa sirve para confundir a los malvados y para poner en evidencia su necedad.
Los placeres de amor son unos males que se dejan desear, donde coinciden dulzura y martirio, y el amor es voluntaria insania, paraíso infernal e infierno celestial.
Si todos los hechos resultan completamente explicables y verosímiles, entonces el relato es falso.
El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda.
Una cultura burguesa -en el sentido en que la cultura "superior" es aún la cultura de la sociedad burguesa de los últimos tressiglos- identifica en la cultura de masas una "subcultura" con la que nada la une, sin advertir que las matrices de la cultura de masas siguen siendo las de la cultura "superior".
Intentar entender al otro significa destruir los clichés que lo rodean, sin negar ni borrar su alteridad.
El objetivo de una buena introducción definitiva es que el lector se contente con ella, lo entienda todo y no lea el resto.
Buena parte de la culturamedieval en su totalidad consiste más en un comentario de la tradicióncultural que en una reflexión sobre la realidad.
En la adolescencia todos escriben poesías, después los verdaderos poetas las destruyen y los malos las publican.
La belleza del universo no es sólo la unidad en la variedad, sino también la diversidad en la unidad.
El autor debería morirse después de haber escrito su obra. Para allanarle el camino al texto.
He llegado a creer que el mundo es un enigma, pero un inocente enigma hecho terrible por nuestro loco intento de interpretar todo como si existiese una verdad subyacente.
Un hombre de bien puede estar enamorado como un loco, mas no como un necio.
Los perdedores, como los autodidactas, tienen siempre conocimientos más vastos que los ganadores. Si quieres ganar tienes que saber una cosa sola y no perder tiempo en sabértelas todas; el placer de la erudición está reservado a los perdedores. Cuanto más sabe uno, es que peor le han ido las cosas.