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Tu paz dependerá de que tengas mucha paciencia.
Tomás de Kempis
No tiene verdadera paciencia el que sólo quiere sufrir del que él quiera y lo que él quiera.
Todas las cosas pasan y tú también con ellas. Guárdate de pegarte a ellas porque no seas preso y perezcas.
Escoge tener siempre menos, antes que más.
Cuando goces de la gracia, recuerda qué miserable y débil sueles sentirte.
Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.
Desea siempre y pide que en ti se cumpla perfectamente la voluntad divina.
A veces nos guarda medida el amor: se inflama sobre toda medida.
Procura hacer más bien la voluntad del otro que la tuya.
Como todavía soy débil en el amor, imperfecto en la virtud, necesito tu fuerza y tus consuelos.
Siempre hay que elegir el menor entre dos males.
Cuando mejor te prepares a padecer, con mayor prudencia procederás, y tantos más méritos ganarás.
Si todos los años extirparamos un solo vicio, pronto llegaríamos a ser hombres perfectos.
Hombres cuya vida parecía laudable en bajísimas cosas han caído.
Hijo, el que procura sustraerse de la obediencia, él mismo se aparta de la gracia; y el que quiere tener cosas propias, pierde las comunes.
Muchas veces se engañan los hombres en sus juicios, y los mundanos también se engañan en amar solamente lo visible.
El amor es una gran cosa, un bien grande desde todos los aspectos.
Si tienes afecto desordenado a los bienes presentes, perderás los ternos del cielo.
El amor hace que todo lo amargo se le haga a uno dulce y sabroso.
Recuerda los padecimientos graves de otros, para que sufras con más facilidad los pequeñísimos tuyos.
Toma consejo del hombre sabio y de buena conciencia; y apetece más ser enseñado de otro mejor que seguir tu parecer.
Es más seguro obedecer que dar órdenes.
Una costumbre se vence con otra.
Mucha paz tendríamos si en los dichos y hechos ajenos que no nos pertenecen, no quisiéramos meternos.
Las pasiones carnales tienen demasiado señorío sobre nosotros.
El que no está dispuesto a sufrir todo, y a estar a la voluntad del Amado no merece el nombre de amante.